Monumental ganancia de emblemas privados

En los últimos tiempos se desató un abierto enfrentamiento entre el Gobierno y los emblemas distribuidores de combustibles. Las autoridades denuncian la existencia de un oligopolio y estos acusan al Gobierno de una persecución intestina que los lleva a perder mucho dinero.

Iniciamos una investi­gación al respecto para dilucidar estos temas.

Hemos encontrado que en microeconomía, un oligopolio (del grie­go oligo ‘pocos’ y polio ‘vendedor’) es un mer­cado dominado por un pequeño número de ven­dedores o prestadores de servicio (oligopólicos u oligopolistas).

Lo trascendente, por tanto, en el oligopolio es la falta de competencia real, lo cual afecta a los consumidores (deman­dantes de bienes o servi­cios).

Por medio de su posi­ción, las empresas oli­gopólicas ejercen poder de mercado, provocando efectos negativos para los consumidores entre los que se cuentan: que los precios sean más al­tos, la producción sea inferior, bajos niveles de calidad o impidiendo el ingreso de nuevos ofe­rentes.

Debido a la multiplici­dad de productos en el sector hemos conside­rado el de más alta im­plicancia social para el análisis. El gasoil común.

Hemos considerado además un período re­ferencial desde el 2008 hasta el 2015 de manera a entender el comporta­miento del sector. Este análisis arrojó -confor­me datos oficiales del MIC y de Petropar- que de un total de 40 dis­tribuidoras y grandes empresas que compran diesel común, 6 de ellas concentran más del 75% del mercado, es decir es un mercado dominado por un pequeño número de vendedores.

En cuanto a si ejercen o no poder en el mercado, hemos revisado las nor­mativas y encontramos que el 25 de febrero de 2008 se emitió el decre­to 11879 y que estable­ció -sin ningún estudio técnico riguroso que lo justifique- un margen de ganancia para las em­presas distribuidoras.

Es decir, sin importar si el Estado a través de Pe­tropar ganaba o perdía, los privados se asegu­raban un retorno de 13% sobre el precio de entre­ga en planta de Petropar.

En efecto en el 2008 y ya producto de la vigencia de este decreto, la petro­lera estatal perdió casi 153 millones de US$, cifra muy similar a lo que los emblemas se embolsilla­ron como bonificación.

Fuente: Diario 5dias

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