El “bicicleteo” de la deuda pública

Crédito columna: Stella Guillén, Directora de Política de Endeudamiento. Subsecretaría de Estado de Economía, Ministerio de Hacienda.

Una frase muy escuchada en los últimos tiempos es “el bicicleteo de la deuda”, uno de los objetivos de esta columna es agregar elementos para comprender mejor de qué se trata este tan temido “bicicleteo” y cuáles son sus consecuencias (positivas o negativas) si es que existen.

Lo primero que debemos saber es que esta frase muy utilizada no tiene absolutamente nada que ver con una bicicleta, ni nada relacionado al deporte del ciclismo. El término correcto técnico al cual se hace mención se refiere a la refinanciación de deudas.

Al hablar de refinanciar deudas nos referimos específicamente a la deuda pública, sin ánimo de que este artículo se aboque a una definición exhaustiva de lo que significa deuda pública, resulta importante tener en mente la definición de la misma antes de avanzar en el desarrollo del tema principal.

En términos simples, la deuda pública puede entenderse como: “es el dinero que el gobierno ha tomado prestado en algún momento pasado y ha asumido el compromiso de devolver a un plazo y tasa de interés pactados”.

Entre la deuda pública y cualquier deuda que una persona particular pueda tomar no existe mucha diferencia, ambas presentan características muy similares en cuanto a plazos y tasas de interés.

Sin embargo, como una persona no presenta las mismas características que un gobierno existen diferencias fundamentales que entender para poder dimensionar de forma correcta el refinanciamiento de las deudas públicas.

Supongamos que las personas podríamos acceder a líneas de créditos para construcción de nuestras casas, pagando solo los intereses y sin la necesidad de devolver el capital nunca. Suena atractivo, ¿no? La refinanciación de la deuda pública consiste en eso, pero amplificado a niveles de crédito mucho más grandes.

El gobierno, al igual que las personas, debe financiar acciones para hacer frente a las necesidades básicas de la gente, como ser salud, educación e infraestructura.

La inversión en estas tres áreas genera un retorno económico altísimo para la población, por ejemplo, por cada construcción de un kilómetro de ruta se generan 8 empleos directos y 24 indirectos.

Es decir, se está dando empleo a un total 32 personas, a esto hay que sumarle todos los efectos secundarios que implica para los integrantes de cada familia de estas 32 personas, tales como mejor calidad de vida, mejor educación, mayor acceso a salud, etc.

Por supuesto que el gobierno podría considerar la posibilidad de no invertir en áreas que generen bienestar en la población y decida pagar la deuda pública reduciéndola año a año.

Pero tomar este camino no redituaría en ningún bienestar adicional para la población, es decir no existe ningún beneficio social. Si algo nos ha enseñado la economía es que los recursos son limitados, mientras que las necesidades son ilimitadas, con esto queremos decir que los gobiernos no pueden hacer ambas cosas al mismo tiempo, pagar la deuda e invertir.

Cuando el gobierno refinancia sus deudas lo que hace es simplemente tomar nuevo dinero prestado para repagar deudas antiguas que vencen en la actualidad, con esta acción se puede disponer de mayor cantidad de dinero proveniente de los impuestos para atender necesidades de la gente.

Sin embargo y lo más importante del refinanciamiento de deudas es la confianza de los acreedores, si es que el gobierno goza de buena confianza de sus acreedores siempre podrá acceder a nuevas líneas de crédito para refinanciar los vencimientos de sus deudas.

Es en este punto que el refinanciamiento se torna incluso en un contralor del desempeño económico y administrativo del sector público, ya que si existiere una pérdida de credibilidad del gobierno por parte de los acreedores se cortaría el flujo de dinero para el refinanciamiento, lo cual tendría implicaciones aún peores que el no invertir.

Que el gobierno se esté endeudado no quiere decir que está hipotecando el futuro de nuestros hijos, ¡todo lo contrario! Nos dice que está preparando al país para darles un mejor bienestar en el futuro a través de las inversiones que realiza hoy. La deuda en sí no es mala, lo importante es el destino de los recursos.

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LOS BENEFICIOS DEL REFINANCIAMIENTO A TRAVÉS DE UNA CORRECTA GESTIÓN DE DEUDA SON VARIOS. ENTRE ELLOS PODEMOS CITAR ALGUNOS COMO:

La extensión del plazo promedio de la deuda: cuando pagamos una deuda el día de hoy a través de tomar otro crédito de largo plazo, por ejemplo 30 años, el plazo de la deuda total se extiende, lo cual es un indicador positivo para el manejo de deuda. En términos más sencillos y haciendo un paralelismo con la vida cotidiana de las personas, pensemos en el ejemplo de “Juan Pueblo”.

“Juan Pueblo” posee cuotas que debe pagar de manera mensual: i) la cuota de su préstamo en la cooperativa; ii) la cuota de su auto; y iii) la cuota de la hipoteca de su casa. Estas tres cuotas mensuales hacen que Juan destine gran cantidad de dinero de su sueldo a estos compromisos y dejándole sin posibilidad de poder gastar en otras cosas.

Supongamos que Juan tiene la posibilidad de poder adquirir un préstamo que le permita pagar totalmente sus tres deudas, es decir, el auto y la casa ya son suyos y ya no debe nada a la cooperativa.

Si las condiciones de este préstamo son ventajosas para Juan, podríamos decir a un plazo de 30 años y una tasa de interés baja, esta persona observaría una mejoría inmediata en su calidad de vida, ya que dispondría de más dinero a fin de mes.

La pregunta que queda es ¿y mi deuda dentro de 30 años?, la respuesta es más sorprendente aún… si hacemos un simple ejercicio que considera una inflación promedio anual de 4,5%, en 30 años la inflación acumulada seria de 135%, lo que haría que nuestra deuda represente en términos reales un monto bajísimo.

En términos más sencillos, dentro de 30 años Juan pagará su deuda con el equivalente del dinero que usa para el recreo del colegio de sus hijos.

Cuotas fijas y predecibles: muchas de las deudas que el gobierno ha adquirido en épocas pasadas estaban atadas a condiciones que hacían variar el monto de la cuota que se debe pagar (tasas de interés variables).

A través de una correcta gestión de la deuda pública estos créditos pueden ser reemplazados por otros con tasas fijas.

Esto sin duda alguna representa una gran ventaja en el largo plazo, debido a que otorga mucha previsibilidad para poder presupuestar los pagos futuros.

Volviendo al ejemplo de Juan, supongamos que la cuota de su auto tenía una tasa variable que cambiaba todos los meses, esto implica que lo que debía pagar mes a mes también variaba por lo que Juan mes a mes no sabía con exactitud cuánto debía pagar hasta el momento de realizar el pago.

Si el crédito que Juan obtuvo para refinanciar sus deudas tenía una tasa fija, esto significa que Juan mes a mes durante los 30 años de vida de su crédito sabe exactamente cuánto debe pagar a fin de mes, de esta manera es mucho más fácil para el poder prever el dinero para el pago de cuota.

Liberar recursos para el mercado interno: el gobierno siempre ha emitido bonos para el repago de deuda anterior, la diferencia es que anteriormente lo hacía solamente en el mercado interno absorbiendo gran cantidad de dinero del sistema financiero.

Hoy en día se tiene acceso a los mercados internacionales, esto significa que el dinero viene del extranjero, de esta manera el gobierno deja más dinero disponible en el mercado financiero interno, es decir mayor circulante para el uso de las personas y empresas.

Finalmente, existe una frase muy utilizada por varios economistas y que incluso puede ser corroborada con los datos, la misma dice “las deudas no se pagan”. Lo que intenta explicar esta frase es que las deudas se administran, es decir se refinancian.

Si miramos las deudas de los países de los años 2000 y 2016 (proyectado), podemos ver que de 167 países para los cuales hay datos disponibles, solo 4 han reducido sus deudas en términos nominales, el resto ha incrementado su deuda.

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