Después de que los temores de una recesión mundial generasen nerviosismo en los mercados financieros, las señales de una postura de política monetaria más expansiva en EEUU, una nueva ronda de estímulos en China y la mayor probabilidad de un acuerdo comercial que evite nuevos aumentos de aranceles entre el G2 trajo un cierto alivio a los activos de los mercados emergentes.
“Entendemos que el cambio de orientación de la Fed está destinado a respaldar las condiciones financieras y limitar los riesgos bajistas para el crecimiento de EEUU. Del mismo modo, la expansión de los estímulos fiscales y monetarios en China debería evitar que la desaceleración se extienda hasta bien entrado 2019”, según un reporte del Departamento de Estudios Económicos de Itaú Unibanco.
Pero el éxito de las medidas de estabilización del crecimiento en ambos países depende del progreso en las negociaciones comerciales. Mientras tanto, las preocupaciones económicas y políticas en Europa continuarían generando volatilidad con cada nuevo acontecimiento en Francia, Alemania e Italia, entre otros.
Los cambios de política antes mencionados y la mejora resultante en las condiciones financieras son bienvenidos en América Latina, ya que el crecimiento permanece débil en la mayor parte de la región. La menor presión proveniente de la Fed significa que los bancos centrales de la región cuentan con más margen de maniobra. Itaú Unibanco no espera ningún recorte de las tasas de política monetaria en la región, si bien es probable que las alzas se pospongan por un tiempo.
Brasil no parece diferir mucho de la tendencia regional de crecimiento lento. La actividad económica perdió impulso en el cuarto trimestre del año pasado, lo que llevó a Itaú Unibanco a revisar la proyección de expansión del PIB a 1,1% en 2018 (desde 1,3%). También se espera un crecimiento más lento en 2019 (ahora 2,0%, desde 2,5% anteriormente) debido al peor punto de partida y a unas cifras recientes mediocres, un crecimiento mundial algo más débil y condiciones de oferta menos favorables en los sectores agrícola y energético.
Por su parte, en Paraguay la sequía podría impactar negativamente en la actividad de este año. El impacto sería limitado dado el menor peso del sector primario en las cuentas nacionales. “Así, vemos riesgos a la baja a nuestra proyección de crecimiento de 4% para 2019. Para 2020 esperamos un crecimiento de 4%, apoyado en un crecimiento regional más generalizado (Brasil y Argentina)”, agregó el informe.