Asunción, 8 abr (EFE).- La reforma del Estado que se ha propuesto poner en marcha el Gobierno de Mario Abdo Benítez tiene que contemplar cambios en el sistema tributario que garanticen ingresos y contribuyan a mejorar los servicios, según los analistas del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep).
El Ejecutivo anunció la semana pasada, en el contexto del costo económico de la pandemia por la enfermedad del COVID-19, la creación de una mesa con representantes de los tres poderes y de la sociedad civil para abordar esa reforma.
Si bien el Ejecutivo introdujo algunos cambios impositivos en su primer año en el poder, en el planteamiento de esta reforma muestra ligeros recelos para ahondar en alteraciones del sistema tributario y prefiere hablar de mejorar la calidad del gasto.
Al respecto, el economista Fernando Masi, investigador fundador de Cadep, dijo a Efe que «el Estado no funciona de ninguna manera» con una presión tributaria del 10 %, aunque se logre mejorar la calidad del gasto.
«Podemos recortar, sacar la corrupción y ¿dentro de ese 10 % vamos a solucionar algo? No», aseguró Masi.
Sin obviar la necesidad de mejorar el gasto dentro del Estado, Masi apostó por revisar la imposición a la agricultura empresarial, de donde «se recoge muy poco en términos de tributos».
Y abogó por un análisis de las exoneraciones, que pueden mostrar su utilidad «temporalmente» para incentivar determinados sectores, pero que en otros casos su prolongación «ya no cabe».
En su opinión, la propuesta del Gobierno de acometer una reforma del Estado ha estado motivada por una «crítica muy fuerte» liderada por los sectores empresariales, que ha calado en otros círculos de la sociedad no empresariales, con una narrativa que busca criticar la ineficiencia del gasto para desviar la atención ante un posible avance de la reforma tributaria.
«Ese es el mensaje, pero corrupción hay en todas partes y los impuestos se pagan por ley», insistió Masi.
Otro investigador del Cadep, Gustavo Rojas, también defendió profundizar en la reforma impositiva y desmintió el discurso del Gobierno, que relaciona la subida de impuestos con una pérdida de competitividad.
«No vamos a perder competitividad por hacer una reforma impositiva, al contrario. Es una falacia hablar de reforma del Estado con números tan bajos (en la presión tributaria)», puntualizó.
Rojas recordó que «el impuesto tiene varias funciones» y será el Gobierno quien decida «los premios y condiciones» que tengan los nuevos tributos en el caso de que llegue a darse la reforma.
CONTINUIDAD EN LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO
Más que una reforma del Estado, Rojas prefirió hablar de «una continuidad del proceso de construcción del Estado paraguayo», que, a su juicio, va más rezagado que otros países no solo de Sudamérica, sino de toda Latinoamérica.
Paraguay comenzó a construir el actual Estado hace unos 30 años, tras una de las dictaduras más largas de Suramérica, y en la última década incorporó algunos «tintes progresistas y más políticas sociales», pero todavía con retraso en comparación con sus vecinos.
«Los procesos de la reforma en la región se vieron vinculados a las crisis de deuda de los 80 y 90. Paraguay también tiene una correlación entre problema y deuda», observó Rojas.
Ambos advirtieron de los problemas a los que podría seguir enfrentándose Paraguay de continuar aumentando su deuda, después de que el Gobierno lograra la aprobación parlamentaria para solicitar un préstamo de hasta 1.600 millones de dólares para hacer frente al impacto del coronavirus SARS-CoV-2, con lo que la deuda pública podría llegar al 27 % de su Producto Interno Bruto.
Rojas insistió en que la deuda paraguaya está denominada en dólares, por lo que ante una devaluación de la moneda » el peso de la deuda se amplía», a lo que se suma el aumento de la deuda contraída.
También recordó que en 2023 Paraguay se enfrentará a la renegociación del Tratado de Itaipú con Brasil y recomendó a las autoridades del país que lleguen a esa fecha con un endeudamiento bajo que les permita más autonomía en las conversaciones.
REFORMA A PLAZOS
La reforma del Estado paraguayo exigirá un amplio consenso social, aunque algunos cambios pueden darse a corto plazo y otros tendrán que esperar.
En ese sentido, Masi abogó por subir por decreto las tasas al tabaco o al alcohol, para que el Estado pueda aumentar sus ingresos en este tiempo.
«Es el momento de pensar para seguir discutiendo y utilizar este tiempo para ir discutiendo. Ahora hay que centrarse en salir del problema y ver cómo rescatamos. Para la reforma de fondo quizá no haya tiempo de discutir en estos días», expresó.
Por su parte, Rojas sostuvo que el planteamiento de una reforma «no es populista ni demagogo», pero instó a estar alerta ante «qué camino va a tomar la reforma».
Además consideró que, hasta el momento, la gestión de la pandemia y la imposición de la cuarentena «ha fortalecido» la imagen política de Abdo Benítez y la consolidación de la reforma «puede ser una oportunidad para seguir fortaleciendo». EFE