Madrid, 21 mar (EFE).- El rescate de Credit Suisse y su fusión con UBS dista mucho del guión acordado a nivel internacional tras la crisis financiera de 2008 para resolver la quiebra de una entidad y despierta dudas sobre el papel de los bonos contingentemente convertibles, «cocos» o AT1 en el argot financiero, del resto del sector.
En teoría, en el caso del colapso de una entidad, son los accionistas los primeros en perder su inversión y luego vendrían los inversores de deuda híbrida como los «cocos», bonos subordinados y deuda sénior. Sin embargo, Suiza ha planteado una fórmula distinta en Credit Suisse, en la que sitúa en primer lugar a los «cocos».
Este tipo de bonos son emisiones híbridas con elementos de deuda y también de capital, generalmente perpetuas, pues no cuentan con una fecha de vencimiento, aunque el emisor se reserva el derecho de rescatar el bono una vez se cumpla un período concreto desde su lanzamiento, normalmente cinco años en el caso de España.
La normativa europea (CRD IV) permite sumar a los requerimientos exigidos a cada entidad un 1,5 % de capital adicional a través de este tipo de emisiones destinadas a grandes inversores, en línea con lo que sucede en Estados Unidos y Reino Unido. Esto explica que en los últimos años la banca haya recurrido a ellas.
La principal característica de este tipo de emisiones es que, si se dan determinadas condiciones incluidas en el folleto de su emisión, pueden llegar a convertirse en acciones. Entre las más comunes se encuentra que la ratio CET1 descienda por debajo de un nivel determinado.
Sin embargo, en la crisis de Credit Suisse, las autoridades de supervisión del país decidieron liquidar a cero las emisiones de «cocos» del banco por un importe de 16.000 millones de francos, prácticamente la misma cantidad en euros, para absorber parte de las pérdidas y facilitar su absorción por UBS.
Aunque los folletos de emisión de esos «cocos» contemplaran la liquidación si la entidad era rescatada, lo que por lo general no existe en el resto del mundo civilizado, la decisión llevará seguramente a más de un afectado a emprender acciones legales teniendo en cuenta que los accionistas no perderán todo su dinero.
Además, los expertos dan por hecho que el precio del riesgo de crédito tendrá que revisarse al alza, empezando por las emisiones de «cocos», aunque este lunes el Banco Central Europeo, la Junta Única de Resolución y la Autoridad Bancaria Europea defendían el uso de estos instrumentos.
Las tres instituciones recordaban en un comunicado que en el modelo de rescate bancario europeo los accionistas son los primeros en absorber pérdidas, y solo después del pleno uso de las acciones ordinarias, entraría en juego la deuda AT1, los «cocos». En la misma línea se expresaron el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal.
El exconsejero de la Junta Única de Resolución Antonio Carrascosa afea que Suiza no haya aplicado el marco de resolución establecido y teme que si no se hace, lo más probable es que se acabe favoreciendo aun más la existencia de entidades demasiado grandes para quebrar, justo lo que pretendía evitar el nuevo marco de resolución. EFE