El clima del planeta está cambiando y la diversidad biológica está disminuyendo a un ritmo acelerado.
Ambos fenómenos suponen importantes amenazas para la humanidad, pero son precisamente las actividades humanas las responsables de esta crisis.
Asunción (Paraguay), 13 sep. (PLUS).- CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe- presentó su reporte de economía y desarrollo que expone en detalle el impacto del cambio climático en la región y el desafío global de coordinar esfuerzos para proteger entornos, poblaciones y economías mediante soluciones locales.
América Latina y el Caribe se encuentran en un estado de gran vulnerabilidad ambiental, social y económica ante el aumento del cambio climático. Los efectos del calentamiento global se sienten en todo el mundo y en muchos ámbitos, y son evidentes en ALC, que solo produce 11% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), sobre todo con el uso de la tierra.
Según el Reporte de Economía y Desarrollo (RED) de CAF, presentado en el IE University en Madrid, los eventos climáticos extremos más frecuentes en América Latina y el Caribe son las inundaciones y los ciclones tropicales. Estos, junto con las sequías, afectan a más poblaciones cada año. Además, el 60% de las ciudades latinoamericanas tuvieron olas de calor entre 2011 y 2020, y el 28% de estas fueron extremas.
El reporte de CAF, titulado “Desafíos globales, soluciones regionales América Latina y el Caribe frente a la crisis climática y de biodiversidad”, congrega la investigación más reciente sobre cambio climático en el planeta y la región, que va desde las bases físicas a la perspectiva económica.
“América Latina y el Caribe tienen la capacidad de aportar soluciones globales al desafío del cambio climático, gracias a su rica biodiversidad, a su gran cantidad de recursos naturales y a la riqueza de sus ecosistemas naturales”, dijo Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF.
El RED examina la sostenibilidad de las actividades económicas en las etapas de producción y consumo, el estado de los ecosistemas y biodiversidad, y los retos de coordinación en la política internacional de cambio climático y conservación para proponer las mejores respuestas a este reto global.
América Latina y el Caribe tiene 9,3 millones de km2 de bosques, una cuarta parte de la cobertura forestal del planeta, que contribuyen cada año a la mitigación del cambio climático con la captura de 1,1 GtCO2eq, albergan una enorme biodiversidad y ofrecen importantes servicios ecosistémicos a la población a nivel local y regional. Por eso, detener la deforestación es crucial.
El RED presenta un menú de propuestas de políticas públicas: prácticas de agricultura sostenible, soluciones basadas en la naturaleza, inversiones en infraestructura de adaptación, políticas para el manejo de riesgo de desastres, políticas para regenerar y preservar los ecosistemas, y promoción de las fuentes renovables de energía, entre otras.
Por ejemplo, los mercados de créditos de carbono son una herramienta para financiar la conservación y regeneración de los ecosistemas de la región con alto potencial. CAF lidera la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña de Mercado Regional de Carbono (ILACC), que cuenta con el involucramiento y participación de 13 bancos de desarrollo de la región.
En cualquier caso, todas las iniciativas a mejorar o implementar tienen que partir de la idea de que la política pública de prevención, mitigación o conservación en materia climática y de conservación de la biodiversidad es imprescindible para hacer sostenible el proceso de desarrollo.
Construir un modelo de desarrollo sostenible requiere integrar estas políticas con aquellas orientadas a promover el crecimiento económico y la inclusión social, lo que puede dar lugar a complementariedades y tensiones que es necesario manejar.
“El reporte de economía y desarrollo es un gran aporte para que los gobiernos de la región puedan diseñar políticas públicas de primer nivel, basadas en diagnósticos de calidad que aportan datos y análisis necesarios para comprender el problema íntegramente”, insistió Sergio Díaz-Granados.
Por su parte, Manuel Muñiz, rector internacional de IE University y decano de la escuela de políticas, economía y asuntos globales de IE University, destacó, “Esta última edición aborda el reto climático y de la pérdida de diversidad, aportando propuestas originales e innovadoras sobre cómo los países de América Latina y el Caribe pueden responder a este reto capitalizando su enorme riqueza natural y humana en materia de mitigación, adaptación y preservación, sin perder de vista la importancia de fomentar el dinamismo económico y promover la equidad”.
IMPACTO ECONÓMICO
“La región puede capitalizar los beneficios económicos de sus reservas de gas natural y minerales críticos contribuyendo a la vez a la descarbonización global durante el proceso de transición energética”, afirmó Ernesto Schargrodsky, coautor del RED23 y director de investigaciones socioeconómicas de CAF.
El aumento gradual de las temperaturas medias y el cambio en los patrones de precipitación, con el consiguiente aumento de la aridez -en algunas zonas- el mayor riesgo de sequías y la mayor incidencia de plagas y enfermedades de los cultivos, afectan negativamente el rendimiento de los cultivos y reducen la superficie apta para la producción.
El aumento de las temperaturas y la mayor fluctuación de las precipitaciones constituyen una amenaza para los recursos hídricos, especialmente donde no existe capacidad de almacenamiento o regulación del agua. Uno de los sectores productivos que puede verse más afectado es la agricultura, que explica alrededor del 70% del uso total de agua en la región.
Otro sector que demanda una gran cantidad de agua en comparación con otras regiones del mundo es el energético, por su uso para la generación hidroeléctrica. Países como Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Paraguay y Venezuela están entre los más vulnerables ante estos riesgos debido a su alta dependencia de esta fuente de energía para la generación de electricidad.
El sector de suministro de energía, el mayor emisor en el mundo desarrollado, con un 36% de los gases de efecto invernadero (GEI) producidos, representa solo el 13% de las emisiones de América Latina y el Caribe. Esto se explica por los menores niveles de desarrollo que caracterizan a la región y porque esta cuenta con una matriz eléctrica relativamente limpia.
“América Latina ocupa un papel central en la solución a la crisis climática y de biodiversidad. Desde el Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV) consideramos que la CAF es un referente mundial en financiación verde y desarrollo sostenible y defendemos el papel de la colaboración público privada para aprovechar las oportunidades de la acción climática y en materia de biodiversidad”, dijo Gonzalo Sáenz de Miera, presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV).