Madrid, 9 oct (EFE). – Uno de cada dos trabajadores de once países latinoamericanos analizados por la OIT trabajaron de manera informal en 2022, una tasa del 50,7%, que, junto a un bajo crecimiento económico, según la Cepal, ha sumergido a la región en un nuevo «círculo vicioso» que puede aumentar la desigualdad y la informalidad.
Aunque el año pasado esa tasa creció solo en tres países (Argentina, Ecuador y Chile) con respecto a 2021, en la mayoría de los que bajó, lo hizo levemente, no porque no se haya generado empleo, sino porque la recuperación laboral tras la pandemia «ha sido fuertemente traicionada por el aumento de las ocupaciones informales», como destaca la OIT en el informe «Panorama Laboral 2022».
De hecho, los empleos informales representaron entre el 40% y el 80% de los empleos generados entre el tercer trimestre de 2020 y el mismo periodo de 2022, añade el organismo, que, junto a la Cepal, ha puesto de manifiesto cómo la tasa de informalidad regional se mantiene en niveles prepandémico.
La OIT define a los trabajadores informales como ocupados que «no están reconocidos, registrados, regulados ni protegidos por la legislación laboral ni la protección social», tanto los que trabajan por cuenta propia, como los asalariados.
Crecimiento y formalidad, dos caras de una misma moneda
El secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar, ha explicado en una entrevista a EFE que al analizar la trayectoria de un fenómeno «tan estructural como la informalidad» junto a los niveles de crecimiento a largo plazo, «hay malas noticias».
Solo esta década, entre 2014 y 2024, el crecimiento promedio regional será del 0,8%, menor al de la década perdida de los ochenta (2%), por lo que se prevé una reproducción de «círculos viciosos» de aumentos en la desigualdad, pobreza e informalidad, ha precisado el secretario.
«Los trabajadores informales tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser pobres que los trabajadores formales», sostuvo la delegada regional de la OIT, Claudia Coenjaert, al presentar el informe «Panorama laboral 2022».
En América Latina, la región más desigual del mundo, la informalidad afecta más a los pueblos indígenas, los afrodescendientes, las mujeres y los jóvenes, quienes acceden a empleos precarios, por lo que «crear empleos decentes» puede ser una «llave maestra» contra la desigualdad, ha sugerido la Cepal en un estudio de 2023.
Por su parte, la OIT ha previsto este año un crecimiento del empleo formal en la región de solo un 1% en 2024, además de «un aumento de los puestos informales», debido a la ralentización de la economía, que, según la última previsión del Banco Mundial, crecerá el 2% en 2023 y el 2,3% en 2024.
Trece millones de informales en Perú
Perú es uno de los países con una mayor tasa de informalidad, que representó en 2022 el 75,7% del empleo total (13 millones de trabajadores), un dato menor al de 2021 (76,8 %), y se concentró en trabajadores autónomos (45%) y en el sector agropecuario (30,5%), según su Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
La informalidad ha mermado ingresos en Perú, donde la evasión tributaria para rentas del trabajo ascendió a más de 2.000 millones de soles (530 millones de dólares) en 2018 (año en que la informalidad fue del 70%), según la administración tributaria.
Medio México en la informalidad
Durante el primer semestre de 2023, un 55,2% de los mexicanos han trabajado informalmente, unos 32,5 millones de personas, que aportan casi el 24% del PIB mexicano, mientras que en 2019 la informalidad llegó a 56,06%, según el instituto nacional de estadística mexicano.
Para frenar la informalidad, que en México se concentra en el comercio, su Gobierno ha aprobado políticas para garantizar la cotización a la seguridad social de los trabajadores.
Chile, el mejor puntuado
Chile ha sido uno de los países con mejores indicadores de formalidad en la región, con una tasa de ocupación informal en el segundo trimestre de 2022 en 32,4%, que se ha reducido hasta el 27,2% un año después, según su instituto nacional estadísticas, que resalta el peso del empleo sumergido en las actividades profesionales, científicas y técnicas (41,4%).
Para bajar el indicador a través de la inversión, el presidente chileno, Gabriel Boric, ha impulsado en el Parlamento medidas de progresividad fiscal para recaudar un 2,7% del PIB.
Brasil, por debajo de la media regional
La tasa de informalidad de Brasil en agosto de 2023 fue del 39,1 % (unos 38,9 millones de trabajadores), un problema por el que el país ha dejado de recaudar cada año 382.000 millones de reales (unos 76.400 millones de dólares), según el Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (DIEESE).
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha impulsado, por ejemplo, una legislación para formalizar a conductores y repartidores de plataformas digitales, pero tiene que hacer frente a «un ‘lobby’ muy fuerte de las empresas» que se oponen a garantizar salarios dignos y acceso a la seguridad social, según la Central Única de los Trabajadores (CUT).
Argentina, donde más crece la informalidad
La tasa de informalidad entre los trabajadores asalariados argentinos se ha situado en el 36,8% en el segundo trimestre de 2023, cuando en 2020 había sido del 23,8% y en 2022, del 37,8%, según su instituto nacional de estadística, que no ha incluido datos de los informales por cuenta propia.
De acuerdo con datos de la Cepal y la OIT de 2023, Argentina es el primer país de la región donde más ha crecido la informalidad entre 2021 y 2022, con una variación de 4,1 puntos, con las mujeres y los jóvenes como los colectivos más afectados y el empleo doméstico como el sector con mayor tasa de empleo sumergido.
En Colombia crece la formalidad
Al contrario del resto de países, tras la pandemia, Colombia ha recuperado más puestos de trabajo formales, de forma que el empleo sumergido se situó en el 56% entre mayo y julio de 2023, 1,9 puntos menos que en 2022, según el departamento de estadísticas.
La OIT y la Cepal han destacado a Colombia como el país con mayor reducción de la informalidad también en 2022, con la particularidad de un alto porcentaje de autónomos, con unos seis millones de micronegocios, y sobresaliendo el sector agrario, la hostelería y el comercio. EFE