Bruselas, 15 feb (EFE).- El Banco Central Europeo (BCE) prevé que la inflación siga moderándose durante 2024, pero necesita más datos para estar seguro de que se llegará al objetivo del 2% antes de decidir una posible bajada de los tipos de interés, dijo este jueves su presidenta, Christine Lagarde.
«Lo último que querría ver es que tomemos una decisión apresurada, que la inflación vuelva a subir y tengamos que tomar más medidas», dijo ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara preguntada por los eurodiputados sobre el calendario para un posible recorte de tipos.
Pese a que la inflación se ha reducido en los últimos meses, el BCE mantiene desde septiembre el tipo de interés rector en el 4,5%, su nivel máximo desde hace dos décadas tras haber aplicado subidas desde julio de 2022 para contener el aumento de los precios.
La presidenta del BCE insistió en que hay un proceso de «desinflación» en marcha y la institución prevé que continúe en 2024, pero rehusó anticipar cuándo podría aplicar una bajada de los tipos de interés que cada vez reclaman más voces dado el descenso de la inflación en los últimos meses.
«Confiamos en que direccionalmente nos estamos dirigiendo al 2% a medio plazo a tiempo, pero (…) tenemos que tener más seguridad y no tenemos la suficiente todavía en este momento para estar seguros de que es sostenible», explicó.
«No queremos el riesgo de que se revierta, lo que sería desperdiciar todo lo que hemos hecho y nos llevaría a tener que tomar más medidas», dijo Lagarde.
En este sentido, insistió en que el Consejo de Gobierno decidirá «reunión a reunión» y en función de los datos que vaya recibiendo de múltiples fuentes para determinar «el nivel apropiado y la duración de la restricción», teniendo en cuenta las perspectivas de inflación, la inflación subyacente y la fortaleza de la trasmisión de su política monetaria.
«No nos vamos a quedar dormidos. Estamos decididos a lograr nuestro objetivo», dijo Lagarde a los eurodiputados en su último encuentro antes de las elecciones a la Eurocámara de junio.
En enero, la tasa anual de inflación en la eurozona bajó al 2,8 % tras un repunte de medio punto en diciembre y la inflación subyacente -que excluye energía y alimentos- cedió al 3,3 %, en ambos casos una décima menos que el mes anterior.
LOS SALARIOS EMPUJAN AL ALZA
En cuanto a los factores que influirán en la inflación en los próximos meses, la presidenta del BCE destacó que se prevé que el aumento de los salarios «se convierta en un impulso cada vez más importante en los próximos trimestres».
Añadió que el monitor de salarios del BCE «continúa señalando fuertes presiones de los salarios, pero los acuerdos indican una estabilización en el último trimestre de 2023» y subrayó que el impacto de los sueldos en 2024 dependerá sobre todo del resultado de las negociaciones colectivas que tendrán lugar próximamente.
Estos incrementos de salarios están, no obstante, «parcialmente amortiguados por los márgenes de beneficios» de las empresas.
Lagarde destacó asimismo que la inflación de los servicios «muestra signos de persistencia».
Por lo que respecta a la situación macroeconómica, consideró que la debilidad de la actividad afecta a amplios sectores y que los datos apuntan a que continuará «en el futuro próximo», aunque algunos indicadores anticipan un repunte durante este año.
En 2023 el PIB de la eurozona creció un 0,5 %, lejos del 3,4 % de 2022, y las previsiones publicadas hoy por la Comisión Europea proyectan que este año aumentará un 0,8 %.
REDUCCIÓN DEL BALANCE
Por otro lado, Lagarde anticipó que la revisión del marco operativo por el cual proporciona liquidez a los bancos «probablemente incluirá una combinación de una cartera de bonos, pero también operaciones de préstamo con diferentes vencimientos» y estará terminada «en un par de meses».
Añadió que en los próximos años el volumen del balance del BCE será «menor» de lo que ha sido hasta ahora, tras haberse reducido ya como consecuencia del fin de las compras de deuda. EFE