La crisis política y económica en Venezuela ha obligado a millones de personas a abandonar su país en busca de una vida mejor.
Paraguay, con su cálida bienvenida y economía en crecimiento, se ha convertido en un destino atractivo para muchos venezolanos.
Actualmente, más de 7.000 venezolanos han hecho de este país su nuevo hogar, transformando adversidades en oportunidades.
En la foto Hernán Hernández, Dilia Ordoñez, David Rodríguez, Eduardo Grimaldi, Javier Lazo y Anderson Urbano.
Asunción (Paraguay). La crisis humanitaria en Venezuela ha obligado a millones de ciudadanos a buscar nuevas oportunidades en otros países. Entre ellos, miles de venezolanos han encontrado en Paraguay un nuevo hogar.
A pesar de las dificultades, la comunidad venezolana ha demostrado una gran capacidad de adaptación y resiliencia, contribuyendo al crecimiento económico y social de Paraguay.
Néstor Pérez, referente de la comunidad venezolana en Paraguay, explicó que tras las elecciones que se realizaron en Venezuela el pasado julio, muchos de sus paisanos decidieron abandonar el país, éxodo que ya se viene registrando desde el 2016 a causa del gobierno de Nicolás Maduro que hace insostenible la situación económica para muchos venezolanos.
“Desde el 2016 y hasta el 2019, en esos años apareció la dictadura en Venezuela, desencadenando la crisis económica, social y política. El país entró en caos. La situación en Venezuela es sumamente crítica y actualmente tenemos contabilizados más de 7.000 venezolanos viviendo acá en Paraguay», aseguró.
Pérez explicó que en su país la gran mayoría de los ciudadanos estudian más de una carrera, que son profesionales y que ven sus sueños truncados a causa del sistema político que rige actualmente en su país natal.
“Yo, docente, administrador y contador, tuve que salir de mi país ya que no podía ni sobrevivir ahí. Y eso ocurre a la gran mayoría de los venezolanos, no pueden ejercer sus carreras por la que tantos años se sacrificaron, ni tener una vida acorde a la que proyectaron”, reconoció.
El viaje hasta Paraguay a Néstor le llevó más de cuatro días. Arribó al país con menos de 300 dólares, como la gran mayoría de sus paisanos. “Yo vine por tierra e hice un contacto con un conocido de mi pueblo y fue él el que justamente me fue a recibir en Foz de Iguazú y me ayudó a pasar la frontera”, agregó y explicó que los venezolanos en Paraguay radican mayormente en las ciudades de Asunción, Fernando de la Mora, Mariano Roque Alonso, Villarrica y Ciudad del Este.
Así también, sostuvo que durante el gobierno de Mario Abdo Benítez (2018-2023) tuvieron bastante respaldo y apertura para poder radicarse en el país. “Bajo la presidencia de Marito, el Estado paraguayo nos brindó a nosotros unas oportunidades únicas. Una oportunidad yo diría de lujo para comenzar de nuevo aquí”, resaltó.
Dijo que los venezolanos mayormente eligen a Paraguay como su segunda tierra ya que lo encuentran muy similar a su tierra natal. El clima y el trato amable de los paraguayos, sumados a las oportunidades laborales, lo hacen más que confortable para iniciar una nueva vida.
Actualmente, Pérez, con ayuda de amigos, ha logrado traer a toda su familia a vivir con él en una modesta casa alquilada en la ciudad de Fernando de la Mora. Ejerce su profesión y dice estar muy satisfecho con lo que ha logrado en estos seis años que lleva viviendo en Paraguay.
BÚSQUEDA LABORAL
Por su parte, Dayvi Molina explicó que hace casi una década decidió buscar nuevos horizontes ya que sostuvo que, en ese tiempo, la situación política y económica en Venezuela ya daba indicios de inestabilidad y, pensando en el futuro de su familia, fue perfilando su búsqueda laboral hacia otros países.
«Recibí una oferta laboral que estaba bastante buena desde Paraguay, la cual acepté sin dudar. El país contaba con perspectivas de crecimiento de 2 dígitos a nivel económico y además, al contar con una moneda con más de 80 años de estabilidad, me di cuenta de que era una opción idónea para cualquier persona que esté viviendo allá en Venezuela venir para acá», refirió.
Molina refirió ser profesional en artes gráficas y licenciado en electrónica. “Aquí he venido a desempeñarme en el área comercial de una compañía multinacional. Hace nueve años que radico en Paraguay y actualmente soy gerente comercial en una empresa de que además tiene otras sedes en Uruguay y Bolivia”, sostuvo con una amplia sonrisa en el rostro.
Manifestó que radica en el país con su familia, esposa, hijos y nietos. «Mi hija ya se casó con un paraguayo y ahorita está por tener su segundo hijo. Ya sembramos raíces acá en Paraguay, estamos muy contentos, estamos muy tranquilos y estables. Acá hay muchísima oportunidad de progresar por ser un país en crecimiento», afirmó.
CLUB GIGANTES DEL ÑU GUASU
Dayvi Molina también comentó que, a modo de socializar no solo entre sus paisanos, sino a modo de poder estrechar lazos con la sociedad paraguaya, parte de los migrantes se organizaron y fundaron un club al que denominan “Gigantes del Ñu Guasu”, que cuenta con una vigencia de 5 años y 3 de estar reconocidos como tal por el gobierno de Paraguay. Las prácticas se llevan a cabo en el Parque Ñu Guasu en la ciudad de Luque.
«Yo soy presidente del club. Hace 3 años la Secretaría Nacional de Deportes nos permitió por medio de la Federación Paraguaya de Béisbol o Fepabe representar a Paraguay en competencias que se desarrollaron en Londrinas-Brasil, competencia de la que ya hemos participado por tercera vez», refirió, denotando orgullo.
PRIMERA ESCUELA DE BÉISBOL PARA NIÑOS
Molina agregó que a la vez establecieron en Paraguay la primera escuela de béisbol para niños respaldada por la entidad deportiva estatal. «Nosotros tenemos un docente venezolano de educación física especializado en béisbol que enseña a los niños y niñas. De a poco este deporte va teniendo cierta aceptación aquí», aseguró.
REINVENTARSE EN PANDEMIA
Por su parte, Anderson Urbano radicado desde hace 6 años, migró de su natal Valencia a causa de la difícil situación económica que atravesaban con su esposa, una médica clínica. Explicó que eligió Paraguay ya que en ese tiempo había conseguido un contrato de trabajo que le iba a permitir ejercer su carrera de ingeniería civil en el país.
Agregó que lastimosamente la pandemia cortó ese vínculo laboral, sin embargo, él optó por no abandonar Paraguay. Mediante sus ahorros decidió comprar un vehículo y dedicarse a ser chofer de plataforma. También intentó incursionar en el rubro gastronómico con el cual no le fue muy bien, por lo que prefirió cerrarlo y dedicarse netamente al servicio de movilidad por aplicación.
En cuanto a su esposa Angélica, sostuvo que ella ejerce la medicina siendo doctora clínica en un sanatorio privado de Fernando de la Mora y que hace dos años nació su hija Lucía. «Yo estoy pensando en comprar un terreno como para dejar de pagar alquiler. Tengo deseos de instalarme definitivamente en Paraguay y ya conseguí la radicación», aseguró.
Dijo que uno de los motivos fundamentales por lo que decidió instalarse en el país fue la amabilidad de las personas. «Los paraguayos son muy amables en comparación con las demás personas extranjeras que conocí. El paraguayo se diferencia para bien de los demás», aseguró.
Agregó que está muy agradecido con los paraguayos por haberle permitido quedarse en el país y que en muy pocos años por medio del «trabajo duro» ha logrado proyectarse económicamente, ya que a su criterio no le ha ido mal a él y su familia, pudiendo encontrar un lugar tranquilo para vivir y poder formar una familia, que es una de las metas que más ansiaba en su vida, reconoció.
SACRIFICIO POR UN FUTURO MEJOR

Dilia Ordoñez salió de Venezuela con su marido y sus tres hijos hace tres años. Con casi 60 años decidió migrar buscando una mejor calidad de vida para ella y su familia. «No me resignaba a que años de sacrificio para que mis hijos sean profesionales se echen a perder, por eso decidí migrar buscando un lugar donde ellos puedan seguir adelante», resaltó.
Al migrar, detalló que sus tres hijos, dos mujeres y un varón, optaron por radicarse en Curitiba, Brasil donde sus hijas consiguieron trabajo en sus profesiones de psicología y fisioterapeuta. «Mi hijo trabaja en una cadena de supermercados de allá», manifestó.
En cuanto a su marido, dijo que él trabaja como chofer de plataforma y que ella al poco de llegar ya consiguió empleo como costurera en una fábrica de indumentarias para empresas. «Nosotros llegamos a Paraguay con 600 dólares, eso debía rendirnos para buscar dónde vivir y comer hasta conseguir un empleo para seguir viviendo», detalló.
RADICACIÓN POR MEDIO DEL CONARE
Ordoñez comentó que la radicación la consiguieron en menos de un año. «Una vez que ingresamos al país, la Comisión Nacional de Apátridas y Refugiados de Paraguay (Conare) nos facilitó la solicitud de refugio, y al año ya nos salió de manera completa la radicación. Todo se realiza acá y de manera gratuita. Posterior a ello ya nos otorgan las cédulas de identidad».
En otro momento de la entrevista agradeció el trato que reciben tanto de parte de la ciudadanía paraguaya y las autoridades que desde su ingreso al país le hicieron sentir «confiada y segura».
PERDIENDO CASI TODO EL SACRIFICIO
«Yo opté por migrar ya que estaba perdiendo casi todo lo que años me sacrifiqué por tener. Ya no podía ni ejercer mi profesión, yo soy docente de educación física. Tuve que salir de mi país ya que el sueldo no alcanzaba para nada, no se podía comprar nada y me sentía frustrado», afirmó Javier Lazo, quien migró a Paraguay hace seis años con su esposa, sus dos hijas, sus padres y hermanos.
Recordó que al llegar a Paraguay trabajó como guardia de seguridad, delivery, chofer de plataforma y pintor. Actualmente se dedica al sector gastronómico, además de la compra y venta de vehículos usados.
«Decidí radicarme en Paraguay ya que es un país muy receptivo y con una cultura muy parecida a la nuestra. Son muy familiares y amigables, por eso uno se siente cómodo aquí, se siente el calor de tu tierra. Paraguay es una Venezuela, pero sin mar», comparó.
Dijo que el sistema de trabajo en Paraguay es más distendido, se puede llegar a disfrutar más de la vida. «Acá uno cuenta con más tiempo libre, es mucho más flexible, se puede disfrutar más de la vida», acotó finalmente.
EN CIFRAS
La Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, R4V, lleva el registro de los venezolanos que han tenido que emigrar de su país y para el más reciente reporte, indicaron que hay cerca de 7,77 millones de personas entre refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo con corte a 2023.
De esa cifra, 6,59 millones han llegado a América Latina, y el país número uno en mayor recepción de venezolanos es Colombia con 2,87 millones. Después está Perú con 1,5 millones; Brasil con 510.499; Ecuador con 474.945 y Chile con 444.423.



