Crédito columna: Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro)
La industria aceitera nacional es uno de los sectores más importantes de la economía paraguaya, tanto por ser la principal actividad industrial en términos de inversión extranjera directa como por los puestos de trabajo y las divisas que generan para el país.
Aun así, todavía tiene un espacio muy importante para seguir creciendo, pero para hacer realidad este potencial el primer paso debe ser levantar algunas de las restricciones que limitan su capacidad para competir en igualdad de condiciones con las fábricas de otros países.
Tan limitada ha sido su competitividad en los últimos años que la agroindustria nacional ha trabajado con una capacidad ociosa importante en los últimos años y en este año récord de producción primaria de soja, la principal oleaginosa del país, procesó menos del 25% de todo lo cosechado.
Esto resalta la necesidad de avanzar hacia una mayor industrialización dentro del país, aprovechando el potencial existente. La visión a largo plazo de la Cappro apunta precisamente a este objetivo: transformar al Paraguay en un referente mundial en la producción de alimentos y energía, promoviendo la competitividad y la innovación.
Incluso aprovechando hasta el momento apenas un pequeño porcentaje de su potencial, la industria aceitera ha tenido un impacto positivo en varias industrias conexas como la producción de ganado menor y más recientemente en la de biocombustibles, generando oportunidades en sectores que refuerzan el tejido económico del país.
Además, ha contribuido significativamente a la estabilidad económica de Paraguay, apoyando logros importantes como la reciente mejora en la calificación crediticia del país.
Si deseamos materializar todo el potencial que tiene la agroindustria en Paraguay es crucial implementar políticas públicas que devuelvan la competitividad a las aceiteras, como eslabón fundamental para seguir avanzando en la cadena de valor de las oleaginosas.
Desde Cappro, reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo sostenible del sector y con la generación de beneficios que impacten positivamente en toda la sociedad. El camino hacia un Paraguay desarrollado requiere de una industria sólida, por lo cual es clave fortalecer las existentes antes de apuntar en atraer nuevas.
“La industria aceitera nacional es uno de los sectores más importantes de la economía paraguaya, aun así, todavía tiene un espacio muy importante para seguir creciendo. Para hacerlo se deben levantar las restricciones que limitan su capacidad para competir en igualdad de condiciones”.