abdb4a3197dd_Banner_portada

MUVA: un museo que une fe, historia y naturaleza en el corazón del sur del país

En San Ignacio, Misiones, se levanta un proyecto monumental que busca conectar a las nuevas generaciones con sus raíces históricas, culturales y espirituales. Se trata del Museo MUVA, impulsado desde hace casi dos décadas por Manuel Viedma, doctor en Ciencias de la Educación e Historia, ferviente católico y apasionado por la cultura jesuítico-guaraní.

Manuel Viedma, fundador del Museo MUVA.

A sus 85 años, Viedma sigue supervisando cada detalle de esta obra que, según él, no es solo un museo, sino un legado vivo. “Los jóvenes que vienen acá me dicen: ‘Encuentro el sentido de mi vida’. Ese es el motor que me impulsa a seguir”, afirma.

De cara al Rally Mundial, Viedma ve en el MUVA una oportunidad para que los visitantes conozcan un aspecto distinto del sur del país: su riqueza cultural y espiritual.

Cuatro pilares para un legado de casi 500 años

El MUVA se sostiene sobre cuatro ejes fundamentales:

  • Historia: el recorrido de casi cinco siglos desde el encuentro entre los jesuitas y los guaraníes, que dio origen a más de treinta ciudades en la región, entre ellas Encarnación.
  • Cultura: el intercambio de saberes y oficios entre misioneros y comunidades originarias, que derivó en avances productivos, científicos y sociales.
  • Fe: la evangelización entendida como la “novedad” de la resurrección de Cristo, incorporada al sentido de comunidad y contemplación de la naturaleza propio de los guaraníes.
  • Naturaleza: el diálogo con el entorno como fuente de aprendizaje, retomando la sabiduría ancestral de leer los ciclos de la tierra, las aves y los árboles.

“Los guaraníes vivían sorprendidos de la obra de Dios en la naturaleza. Nosotros hemos perdido esa capacidad”, reflexiona Viedma.

Una arquitectura con simbolismo

El edificio central se levanta sobre una columna de concreto que atraviesa el primer piso, donde florece una pasiflora (mburucuyá): planta de 12 pétalos que, para Viedma, representan a los apóstoles rodeando la corona de espinas de Cristo.

La columna sostiene un círculo que simboliza la hostia, apoyada por un sacerdote (el corazón espiritual) y un originario (la fuerza física y moral). En la cima, una escultura de San Ignacio recuerda, según Viedma, “la primera globalización de la fe”.

Dos décadas de inversión personal

El proyecto, completamente financiado con recursos privados, ha demandado entre dos y tres millones de dólares hasta la fecha. Ocupa más de 10.000 metros cuadrados distribuidos en galerías, salas de exposición, un anfiteatro, restaurante y espacios al aire libre.

“Es a todo pulmón. No recibimos ayuda internacional. Lo que me sostiene es la fe y la convicción de que esto hará que nuestra gente sea más amigable y solidaria”, asegura.

Turismo cultural en el sur

“Si los medios comunican esto, San Ignacio y Paraguay van a cambiar en pocos años”, sostiene Viedma. El museo, que cobra un arancel simbólico para mantenimiento, espera recibir tanto a turistas como a estudiantes, en un espacio donde la historia, la fe y la naturaleza dialogan en cada rincón.

Para más información en https://www.instagram.com/museoviedma/?hl=es

 

Comentarios