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Paraguay y el desafío demográfico global: entre el pasado fértil y el futuro estratégico

Paraguay tiene una tasa de fertilidad de 2,4 nacimientos por mujer, manteniendo aún una población joven y fértil, en contraste con sus vecinos que ya enfrentan el invierno demográfico.

Esta ventaja estratégica podría impulsar décadas de crecimiento económico si se toman decisiones acertadas hoy.

Asunción (Paraguay), 30 sep. (PLUS).- Imagine una reunión familiar típica de Asunción en los años 1950. Cada núcleo de esa familia traía en promedio media docena de hijos. Ese era el escenario estándar de crecimiento poblacional paraguayo de esa década, la juventud era abundante, un número significativo de individuos llegaba a la edad productiva en cada generación. Ahora, corte a 2023: las reuniones familiares son más pequeñas.

¿Qué pasó con la natalidad paraguaya?

Una desaceleración vertiginosa. Según datos del Banco Mundial (BM), Paraguay registraba, a mediados del siglo XX, una tasa global de fecundidad (TGF) de 6,5 hijos por mujer. Hoy, ese número cayó a cerca de 2,3 hijos por mujer (2023). La transformación es colosal y trae implicaciones profundas para el futuro del país.

El punto de equilibrio de la tasa de natalidad

Los demógrafos hablan de una línea mágica: 2,1 hijos por mujer. Es la llamada tasa de reemplazo. Por debajo de ella, cada generación se reduce. Por encima, hay crecimiento.

Al observar a los vecinos de Paraguay, la situación demográfica se vuelve aún más evidente. Paraguay, con una tasa de 2,4 hijos por mujer en 2023, todavía está ligeramente por encima de la tasa de reemplazo de 2,1.

Esta tasa de 2,1 es el punto de equilibrio necesario para que una generación sustituya a la siguiente. En contraste, la mayoría de las economías de América del Sur ya se encuentran por debajo de este umbral crucial. Países como Chile (1,2), Uruguay (1,4), Brasil (1,6) y Argentina (1,5) presentan tasas de natalidad considerablemente más bajas, según el organismo mundial.

Esta realidad coloca a Paraguay en una posición estratégica única, ya que todavía tiene una población joven capaz de sostener el crecimiento económico en las próximas décadas, una oportunidad que muchos de sus vecinos ya han perdido.

Cuando países caen por debajo de ese nivel, como Alemania, Japón y Corea del Sur ya lo han hecho, surgen dilemas serios: aulas vacías, mercados laborales en contracción, sistemas de jubilación bajo estrés y economías estancadas.

Paraguay aún está ligeramente por encima de esa línea de reemplazo, pero la trayectoria apunta hacia abajo.

Si nada cambia, la ventana demográfica puede cerrarse más rápido de lo que esperamos.

Las consecuencias del invierno: el riesgo de colapso estructural

El envejecimiento poblacional no es solo un gráfico; es la amenaza de una crisis de servicios y producción.

Pensemos en 2045:

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las proyecciones indican que habrá 1,4 millones de ancianos en Paraguay. Imagine que toda la población de la gran Asunción estuviera compuesta solo por abuelos.

La longevidad, aunque una victoria de la humanidad, impone un desafío logístico y productivo abrumador:

¿Quién hará el trabajo?

El riesgo trasciende el mero desequilibrio previsional. Es un colapso en la capacidad productiva:

  • Fatiga de sostenimiento: Menos jóvenes tendrán que sostener un número exponencial de jubilados, asfixiando los presupuestos públicos y elevando los impuestos.
  • Colapso del mantenimiento: La escasez de jóvenes afecta sectores vitales como la construcción civil, la agricultura y la infraestructura. Sin una fuerza laboral renovada, la capacidad de mantener carreteras, casas, hospitales y redes de energía de calidad se degrada, amenazando la propia calidad de vida de los ancianos.
  • Estancamiento económico: El ritmo económico en declive se instala. Si la fuerza laboral no crece o no se vuelve drásticamente más productiva, la prosperidad se ve amenazada por la demografía.

Si no se hace nada, Paraguay puede caer en la misma trampa de naciones desarrolladas que cambiaron la sostenibilidad demográfica por el estancamiento.

La buena noticia: un país aún joven y fértil en oportunidades

Pero aquí está el punto esencial: Paraguay aún tiene tiempo y ventajas estratégicas únicas.

A diferencia de países que ya cruzaron el umbral del declive demográfico, Paraguay mantiene una tasa de fertilidad por encima de la línea de reemplazo.

Esto significa una población relativamente joven, capaz de sostener un crecimiento económico robusto en las próximas décadas.

Además:
  • La pobreza cayó al 20,1% en 2024, el nivel más bajo desde 1997.
  • La pobreza extrema cayó al 4,1%, señal de avances sociales consistentes.
  • El país ofrece un entorno de negocios singularmente competitivo: impuestos bajos, regímenes como la Ley de Maquila (1% de impuesto único) y la Ley 60/90 (exención sobre remesas de dividendos), además de simplicidad para emprender, según datos de la Red de Inversiones y Exportaciones (Rediex).

Este conjunto coloca a Paraguay en una posición estratégica en América del Sur: mano de obra joven, entorno favorable a la inversión y una sociedad en proceso de fortalecimiento social, además de haber atraído a personas de todo el mundo para disfrutar de esa simplicidad social.

Conclusión:

Una ventana demográfica abierta

El futuro demográfico no es destino, es elección

Paraguay puede convertirse en un estudio de caso mundial: no solo evitar el colapso de la baja natalidad, sino transformar su juventud en un motor de riqueza y estabilidad. Mientras los países ricos intentan desesperadamente revertir décadas de declive poblacional, Paraguay tiene la oportunidad de usar su juventud como ventaja competitiva.

Es como estar frente a un campo fértil:

Crear una cultura que incentive a las personas a formar grandes familias, bien estructuradas con esa fuerte cultura orientada a los valores y la educación familiar con incentivos para que sus miembros sean individuos productivos de la sociedad.

Quien siembre ahora en esa cultura, educación, innovación e infraestructura social, cosechará prosperidad y una sociedad saludable.

El reloj demográfico ya comenzó a contar. Si sabe valorar su juventud, invertir en cultura familiar y mantener su entorno competitivo, Paraguay puede no solo evitar la trampa de la baja natalidad, sino convertirse en un ejemplo de prosperidad colectiva e inclusiva para el mundo.

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