Las importaciones argentinas de soja cayeron 22% en 2025, impulsando la transformación local del grano. El reajuste comercial regional refuerza el papel de Paraguay como productor industrial y generador de empleo.
Durante los primeros nueve meses de 2025, la industria argentina redujo sus importaciones de soja paraguaya en un 22%, pasando de 5,88 millones a 4,58 millones de toneladas en comparación con el año anterior.
Este retroceso responde a la normalización de factores cambiarios en Argentina, que habían distorsionado el comercio bilateral en los años previos. Con un escenario más equilibrado, las industrias argentinas retomaron la compra de soja local, reduciendo su dependencia de la producción paraguaya, informó la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
Un cambio que impulsa la industrialización nacional
Aunque el ajuste implicó una disminución temporal en los envíos de soja en estado natural, generó un efecto positivo en la economía paraguaya, al estimular la capacidad de procesamiento interno.
Las agroindustrias nacionales aprovecharon la mayor disponibilidad de materia prima para incrementar su nivel de molienda, fortaleciendo así la generación de valor agregado, el empleo industrial y la exportación de productos derivados, como aceite y harina.
“Esta dinámica reafirma el camino hacia una economía más industrializada, menos dependiente de la exportación de granos y más orientada a la producción con valor agregado”, señalaron referentes del sector.
Un flujo comercial que sigue siendo clave
A pesar del descenso, las exportaciones de soja paraguaya hacia Argentina mantienen un nivel relevante, ubicándose solo un 4% (unas 200 mil toneladas) por debajo del promedio de los últimos tres años sin sequía.
Esto demuestra que, aun con un comercio más moderado, el vínculo productivo entre ambos países sigue siendo sólido, mientras Paraguay consolida su posición como actor agroindustrial competitivo en la región.
