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La deuda de la innovación: Wall Street, la carrera energética global y el as estratégico de Paraguay

Por Augusto Fabrini – Analista | Noviembre de 2025

Wall Street vive un momento de euforia. La Inteligencia Artificial (IA) Generativa se ha convertido en el nuevo “oro digital”, impulsando acciones, fortunas y expectativas. Gigantes como Microsoft, Nvidia y Alphabet están en el centro de esta carrera, cada una invirtiendo sumas colosales para dominar el futuro.

Pero, detrás del optimismo tecnológico, hay un dato incómodo: nunca las grandes empresas de tecnología estuvieron tan endeudadas.

Según análisis de Goldman Sachs y El Economista, la deuda total con intereses de las big techs supera los US$ 1,35 trillones, con US$ 141 mil millones en nuevas emisiones solo en 2025 para financiar infraestructura de IA.

La paradoja es clara: la tecnología más avanzada de la historia está siendo construida con la herramienta más tradicional del capitalismo, la deuda.

El riesgo no reside solo en una posible burbuja de valorización de las acciones, sino en la sostenibilidad financiera del sector.

La IA, a diferencia de revoluciones anteriores basadas en software, exige inversiones físicas pesadas: data centers, chips, redes de energía, sistemas de refrigeración.

Todo esto es CapEx (inversión de capital fijo), costoso, permanente e intensivo en energía eléctrica.

La gran pregunta es inevitable: ¿Será suficiente el flujo de caja futuro de la IA para pagar esta infraestructura y el servicio de esta deuda?

La estrategia de la deuda: poder de caja y riesgo de balance

El endeudamiento no es accidental, es estratégico. Las empresas se están apalancando para construir la base física de la nueva era digital.

Hoy, este monto es casi cuatro veces mayor que el registrado en 2015.

Las denominadas “Siete Magníficas” (Mag7), Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Nvidia, Meta y Tesla, generan cientos de miles de millones de dólares en Flujo de Caja Operativo (FCO) por año. Esta musculatura financiera hace que el mercado de crédito confíe en ellas casi ciegamente.

Los spreads de riesgo, medidos por contratos de protección contra default (Credit Default Swaps, o CDS), permanecen bajísimos, en el rango de 15 a 30 puntos base, señalando confianza casi total.

En otras palabras: el mercado cree que estas empresas “nunca quiebran”.

Sin embargo, hay un punto ciego.

Si el Retorno sobre la Inversión (ROI) de la IA tarda más de lo previsto, y el Flujo de Caja Operacional (FCO) no acompaña el ritmo de los gastos, incluso las gigantes podrían sentir el peso de su propia grandeza.

La ilusión de que “las big techs siempre pagan sus cuentas” puede desvanecerse rápidamente, dejando al mercado repleto de títulos impagables y acciones sobrevaloradas.

El riesgo no es solo de apalancamiento, es el de la fe excesiva en la productividad futura de la IA.

El desafío global de la infraestructura: el hambre energético de la IA

La carrera de la IA es, en la práctica, una carrera por energía y refrigeración.

Cada modelo de lenguaje, cada data center, cada GPU (Graphics Processing Units) poderosa depende de electricidad constante y barata.

Estudios de Goldman Sachs estiman que la IA podrá demandar más de 200 teravatios-hora (TWh) por año hasta 2030, el equivalente al 8% del consumo eléctrico de los Estados Unidos.

Para tener una idea: un único campus de data centers de última generación puede consumir lo mismo que una ciudad de 100 mil habitantes.

Además, cerca del 40% de la energía de estos complejos se utiliza solo para enfriar las máquinas.

Este costo energético, sostenido mayoritariamente por deuda, convierte el avance de la IA en una inversión de alto riesgo físico y financiero.

En resumen: quien controle energía barata y estable será el verdadero ganador de la carrera de la inteligencia artificial.

Paraguay: el as energético de US$ 8 mil millones

Es aquí donde Paraguay entra en escena.

En un mundo sediento de electricidad, el país posee un activo estratégico raro: la energía hidroeléctrica más barata del planeta, con un costo promedio entre US$ 20 y 25 por megavatio-hora (MWh), cortesía de Itaipú y Yacyretá.

Este diferencial posiciona a Paraguay como candidato natural a hub regional de data centers e industrias intensivas en energía.

Empresas globales ya analizan el país como destino potencial de inversión energética y computacional.

No obstante, hay una carrera contra el tiempo.

Estudios de la ANDE (Administración Nacional de Electricidad) y del Viceministerio de Minas y Energía indican que, si el consumo continúa creciendo al ritmo actual, entre 2030 y 2032 Paraguay podría enfrentar serios cuellos de botella en la generación y distribución.

La modernización de la red eléctrica y la ampliación de la transmisión se han vuelto urgentes.

Itaipú continuará siendo el “bono energético” del país, pero el modelo necesita evolucionar.

El plan B: energía nuclear modular

El gobierno paraguayo ya estudia, en alianza con especialistas internacionales, la viabilidad de pequeños reactores modulares (SMRs), una tecnología nuclear compacta, segura y escalable.

Esta iniciativa podría posicionar a Paraguay como pionero energético en América Latina, diversificando su matriz y garantizando seguridad de abastecimiento.

Exploro este tema con más profundidad en mi artículo: ¿Energía verde? ¡El futuro energético y sostenible es nuclear!

El poder concentrado: la “economía” de Nvidia y el pib virtual

El dominio de Wall Street hoy tiene nombre: Mag7.

Estos siete gigantes responden por 36,6% de todo el S&P 500, un nivel de concentración sin precedentes.

El 4 de noviembre de 2025, Nvidia se convirtió en la primera empresa en valer US$ 5 trillones, más que el PIB de Alemania (US$ 4,59 trillones) y Japón (US$ 4,29 trillones) juntos. Mostrando un posible desacople entre valor de mercado y economía real.

Este fenómeno revela el corazón de la era de la IA: el capital se mueve más rápido que la productividad.

La cuestión, por lo tanto, no es solo si hay una burbuja, sino cuánto tiempo el mercado logra sostener expectativas tan elevadas sin resultados equivalentes.

¿Burbuja o nuevo ciclo estructural? (comparando con la burbuja de internet)

Estamos ante un bull market estructural, pero apalancado por deuda y expectativas geopolíticas.

La dinámica recuerda a una carrera armamentista financiera: quien invierta más en IA hoy cree que dominará el mundo digital de mañana.

El factor decisivo no será la tasa de interés, sino la velocidad con la que estas inversiones comiencen a generar retorno tangible.

Si la productividad de la IA no crece al ritmo necesario, el sistema puede enfrentar un stress similar al de las burbujas de infraestructura del pasado, solo que a escala global.

Perspectivas estratégicas: inversores y el futuro paraguayo

Para el Inversor

  • Monitorear de cerca el ROI real de la IA entre 2026 y 2027: este será el divisor de aguas entre promesa y resultado.
  • Las Mag7 aún son sólidos pilares de mercado, pero dependen de la continuidad del flujo de caja para sostener deuda y expansión.

Para Paraguay

  • Aprovechar el bono energético hasta 2032, antes que la demanda interna sobrecargue la red.
  • Canalizar inversiones de data centers e industrias eléctricas para modernizar la infraestructura nacional.
  • Avanzar en los estudios de SMRs para garantizar seguridad energética y liderazgo tecnológico.

Si es bien conducido, el país puede transformar energía barata en ventaja geopolítica, convirtiéndose en exportador de computación y datos, no solo de megavatios.

Conclusión: la espada de Damocles y el as paraguayo

La Inteligencia Artificial es el motor del actual ciclo de prosperidad global.

Pero sobre ese motor pende una espada: la deuda de US$ 1,35 billones que financia la revolución digital.

El éxito o fracaso de este modelo dependerá de la capacidad de la IA de entregar productividad real antes que el peso financiero se vuelva insostenible.

En este tablero, Paraguay posee un as raro: energía abundante, limpia y barata.

Si actúa con visión estratégica, podrá transformar este activo en un nuevo ciclo de crecimiento y soberanía tecnológica.

Pero el reloj ya ha comenzado a correr, y el futuro pertenece a quien sepa convertir electricidad en inteligencia.

Nota:

Este artículo se basa en extensa investigación de mercado y busca conectar tendencias globales con el destino energético y estratégico de Paraguay.

Lectura esencial para inversores, policymakers y líderes empresariales que desean comprender el vínculo entre deuda, innovación y poder energético en la nueva economía global.

Augusto Fabrini 

https://taplink.cc/augustofabrini

 

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