Por Alexandre Perini, economista y analista financiero.
En octubre de 2025, Paraguay vivió un hito histórico en su comercio exterior. Por primera vez, Estados Unidos se convirtió en el principal destino de la carne vacuna paraguaya, superando a Chile, que durante décadas había sido el comprador más relevante del producto nacional. Este cambio no solo representa un récord en términos de volumen y valor, sino también una señal clara del posicionamiento estratégico del país en mercados internacionales de alto nivel.
Según datos de Faxcarne, la Asociación Paraguaya de la Carne, con base en información del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), durante el mes de octubre Paraguay exportó 7.731 toneladas de carne vacuna a Estados Unidos, frente a las 6.479 toneladas enviadas a Chile y las 4.594 a Taiwán, que ocupó el tercer lugar. En el acumulado anual hasta octubre, los embarques hacia EEUU totalizaron 34.192 toneladas, lo que representa un incremento interanual del 55%. En contraste, las exportaciones a Chile cayeron un 12%, acumulando 91.834 toneladas.
Este cambio en el orden de los destinos responde a varios factores. La apertura de la cuota estadounidense 2026, que otorga condiciones preferenciales a ciertos volúmenes de carne, jugó un papel determinante. Además, la salida parcial de Brasil del mercado norteamericano debido a altos aranceles generó un vacío que Paraguay supo aprovechar gracias a su capacidad de cumplir estándares de calidad, confiabilidad logística y precios competitivos. El reposicionamiento de Brasil en el mercado chileno, a su vez, reconfigura la dinámica comercial del Mercosur, mostrando cómo cambios regulatorios y comerciales en un país pueden abrir oportunidades estratégicas para otros actores regionales.
En términos de valor, la tendencia también es alentadora. Durante octubre, el precio medio de exportación alcanzó los 6.329 dólares por tonelada, lo que implica un incremento del 17% respecto al mismo periodo del año anterior. Para 2026, las proyecciones anticipan un aumento significativo: las operaciones fuera de cuota se negocian en torno a los 6.800 dólares por tonelada, mientras que los negocios dentro de cuota podrían alcanzar entre 7.400 y 8.400 dólares por tonelada. Este escenario coloca a Paraguay en una posición privilegiada, tanto en volumen como en ingresos, consolidando la rentabilidad del sector.
La estrategia detrás de este éxito no es casual. El sector exportador paraguayo ha trabajado activamente en la colocación de carne con mejores valores, optimizando la logística, fortaleciendo los controles sanitarios y mejorando la calidad del producto. La combinación de planificación, cumplimiento regulatorio y adaptación a la demanda internacional ha permitido que Paraguay se proyecte como un proveedor confiable y competitivo, capaz de responder a los requerimientos de mercados premium.
Más allá de la coyuntura de octubre, este logro refleja una tendencia más amplia: la profesionalización y consolidación del sector agroindustrial paraguayo. La capacidad de exportar a Estados Unidos con éxito no solo implica mayores ingresos, sino también una señal de madurez comercial y capacidad estratégica, aspectos fundamentales para atraer inversiones y fomentar el desarrollo económico sostenido. Para inversionistas nacionales y extranjeros, estos indicadores demuestran que Paraguay no solo produce, sino que posiciona sus productos en mercados donde el valor agregado y la calidad son factores decisivos.
Sin embargo, el éxito también trae desafíos. Mantener la competitividad frente a cambios en regulaciones internacionales, la volatilidad de precios y la presión de otros actores regionales exige una visión estratégica de largo plazo. La inversión en innovación, trazabilidad, sostenibilidad y diversificación de mercados será clave para consolidar este liderazgo y reducir la dependencia de factores externos.
En conclusión, el giro del comercio de carne paraguaya hacia Estados Unidos constituye un caso emblemático de cómo un país pequeño puede aprovechar oportunidades globales mediante estrategia, calidad y cumplimiento normativo. La lección para otros sectores es clara: la combinación de competitividad, planificación y visión de mercado puede transformar la economía y abrir nuevas ventanas de oportunidad internacional.
Este hito marca un punto de inflexión para la industria cárnica y, más ampliamente, para la economía paraguaya, que comienza a proyectarse como un actor confiable y rentable en mercados de alto valor. Para el país, se trata de un recordatorio de la importancia de la estrategia y la inversión en valor agregado, así como de la capacidad de adaptarse a cambios globales y sacar provecho de oportunidades emergentes.
Mientras los ojos del mundo observan el desempeño del Mercosur, Paraguay ha dado un paso firme para demostrar que puede competir en los mercados más exigentes, con productos de calidad y una visión clara de crecimiento. La pregunta que queda abierta es si esta tendencia se mantendrá y si el país logrará consolidar su posición como proveedor premium en el largo plazo.
Alexandre Perini
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