Con casi tres décadas de experiencia, el ingeniero agrónomo Osvaldo Almada representa a una nueva generación de líderes rurales: técnicos con visión empresarial que entienden que la productividad y la sostenibilidad no son opuestos, sino caminos que se recorren juntos hacia el futuro del agro.
En la foto: Osvaldo Almada, ingeniero agrónomo y máster en Economía Agrícola.
En el vasto horizonte del campo paraguayo, donde la producción agropecuaria define buena parte del pulso económico nacional, Osvaldo Almada se ha convertido en una voz de referencia. Con casi 30 años de trayectoria, el ingeniero agrónomo y máster en Economía Agrícola ha dedicado su vida profesional a un propósito claro: hacer del conocimiento una herramienta para producir mejor, sin dejar de pensar en el mañana.
Su historia comenzó en el Consorcio de Ganaderos para Experimentación Agropecuaria (CEA), un espacio de investigación y aprendizaje que moldeó su visión. “Durante 15 años, el CEA fue mi escuela práctica y mi plataforma de crecimiento. Aprendí de empresarios, directores y colegas que marcaron mi visión técnica y humana del negocio agropecuario”, recuerda.
Aquel inicio marcaría para siempre su manera de entender el campo: como un ecosistema donde la ciencia, la gestión y la ética deben convivir en equilibrio. “Desde pequeño sentí una conexión con el campo. En la facultad confirmé que mi lugar estaba en la intersección entre la ciencia y la gestión del negocio agropecuario”, relata.
Eficiencia productiva: más que producir más, es producir mejor
Para Almada, hablar de eficiencia productiva es hablar de inteligencia aplicada. “Desde una perspectiva agropecuaria, la eficiencia productiva representa la capacidad de generar el máximo rendimiento posible empleando la menor cantidad de recursos, sin comprometer la calidad ni la sustentabilidad del proceso”, explica.
Su definición sintetiza un enfoque moderno y riguroso: producir más y mejor, con racionalidad en el uso de los recursos naturales, humanos y tecnológicos. “No se trata de azar ni de suerte; se trata de conocimiento técnico, experiencia de campo y una incorporación inteligente de tecnologías que optimicen procesos, tiempos e insumos.”
Paraguay: de productor tradicional a referente regional
El ingeniero sostiene que Paraguay está viviendo una etapa de consolidación en eficiencia productiva agropecuaria. Con entusiasmo, enumera las ventajas que colocan al país en una posición destacada: “Tenemos mano de obra, tierras fértiles, abundancia hídrica, estabilidad macroeconómica y una cultura productiva fuerte. En agricultura, somos líderes mundiales en siembra directa, y en ganadería, el avance genético de nuestro hato ha abierto mercados de primer nivel como Estados Unidos, la Unión Europea o Asia.”
Este progreso, afirma, no es fruto del azar, sino del trabajo coordinado entre el sector público y privado, y de una mentalidad que asume la innovación como parte de la cultura productiva.
Del dato a la decisión: el verdadero salto del agro
En tiempos en que los drones, sensores e inteligencia artificial irrumpen en el campo, Almada advierte que la tecnología por sí sola no garantiza el progreso.
“Tenemos abundancia de datos, pero el desafío es transformarlos en decisiones efectivas que aumenten la productividad y la rentabilidad. La clave no está solo en recolectar información, sino en interpretarla y convertirla en acción inteligente.”
Esa es, para él, la diferencia entre la tecnificación superficial y la verdadera revolución productiva: el criterio humano. “La tecnología no reemplaza la mirada técnica del productor; la potencia. Los drones y los algoritmos generan información, pero el conocimiento nace cuando alguien sabe qué hacer con ella.”
Cambio climático: el desafío que pone a prueba la gestión
El ingeniero reconoce que el clima es uno de los mayores factores de riesgo, pero también una oportunidad para evolucionar.
“El productor no puede controlar el clima, pero sí puede anticiparse. El clima no vuelve inviable al negocio agropecuario; lo que hace es poner a prueba su capacidad de adaptación.”
Con planificación, modelos predictivos y manejo eficiente del agua y los suelos, Almada asegura que es posible construir sistemas resilientes, capaces de mantener la productividad incluso ante la variabilidad climática.
Sostenibilidad y futuro: producir sin agotar
La conversación con Almada desemboca en una convicción que atraviesa toda su carrera: la sostenibilidad no es un concepto romántico, sino un principio de gestión.
“La sostenibilidad es el resultado de decisiones integrales, basadas en información, ciencia y responsabilidad. Es cuidar el suelo, diversificar los sistemas, recuperar pasturas, optimizar el agua y capacitar a las personas.
Cada punto resume una práctica y una filosofía: producir con inteligencia, proteger los recursos y garantizar la continuidad del negocio para las próximas generaciones.
El factor humano: la raíz de todo
Pese a su dominio técnico y económico, Almada vuelve siempre al mismo punto: el capital humano.
“A pesar de los avances tecnológicos, el agro seguirá siendo, por mucho tiempo, un sector profundamente humano. La tecnología puede automatizar procesos, pero el criterio, la ética y la pasión por producir seguirán siendo insustituibles.”
Por eso insiste en la formación continua y la capacitación como el motor silencioso del progreso. “El futuro del agro estará en manos de quienes dominen la interpretación y aplicación estratégica de la información. Pero, sobre todo, de quienes mantengan los valores que sostienen la producción: trabajo, compromiso y amor por la tierra.”
Una visión que siembra futuro
Hoy, desde su rol como gerente en Ganadera 63 SA, Osvaldo Almada continúa combinando la técnica con la gestión, la eficiencia con la humanidad. Su trayectoria, marcada por la curiosidad científica y la vocación de liderazgo, es testimonio de una generación que ve en la sostenibilidad no una meta, sino un camino diario.
“El desafío es combinar conocimiento técnico, innovación y valores humanos para construir un agro más eficiente, competitivo y sostenible. Porque producir bien hoy es la mejor manera de garantizar que haya un mañana para seguir produciendo”.
