Por Alexandre Perini, economista y analista financiero.
A medida que nos acercamos a 2026, la economía latinoamericana enfrenta un escenario de crecimiento moderado, marcado por contrastes importantes entre países y subregiones. En medio de este panorama, Paraguay emerge con una posición interesante: su estabilidad macroeconómica y su potencial de crecimiento lo colocan por encima del promedio regional, aunque no está exento de desafíos que requieren atención y estrategia.
América Latina: crecimiento moderado, retos persistentes
Para la región, se espera que el crecimiento económico en 2026 se mantenga alrededor del 2,3 % al 2,5 % del Producto Interno Bruto (PIB), un indicador que mide el valor total de los bienes y servicios que produce un país en un año. Este crecimiento limitado refleja varios factores: la moderación del comercio mundial, la persistencia de presiones inflacionarias en algunos países, un entorno financiero más restrictivo y cuellos de botella estructurales relacionados con productividad, infraestructura e instituciones.
Sudamérica podría mostrar un desempeño ligeramente mejor que Centroamérica o el Caribe, aunque todavía por debajo del potencial que la región podría alcanzar con reformas profundas y sostenidas. En este contexto, los países que logren atraer inversión, diversificar su economía y fortalecer instituciones estarán mejor posicionados para enfrentar un entorno global incierto.
Paraguay: ventajas y cautela
Paraguay destaca como uno de los países con perspectivas más favorables en la región. Se proyecta un crecimiento cercano al 4 % del PIB para 2026, superior al promedio regional, lo que refleja la disciplina macroeconómica del país y su capacidad de resiliencia frente a choques externos. La inflación, que se espera que se mantenga en torno al 3,5 %, y una deuda pública manejable fortalecen la confianza de inversores y ciudadanos por igual.
Sin embargo, esta posición favorable no elimina riesgos significativos. La economía paraguaya depende en gran medida de la agroindustria, la ganadería y la energía hidroeléctrica, lo que la hace vulnerable a fenómenos climáticos y a la volatilidad de los precios internacionales de commodities, término que se refiere a productos básicos que se comercializan en los mercados globales, como soja, carne, trigo o electricidad. Además, la productividad del país aún está por debajo de su potencial, reflejando desafíos estructurales comunes en la región: baja innovación empresarial, barreras regulatorias y limitaciones en capital humano.
Por ello, aunque Paraguay parte de una base sólida, el éxito en 2026 dependerá de su capacidad para convertir fortalezas en resultados tangibles para la población y mitigar vulnerabilidades.
Factores clave para 2026
Varios factores marcarán el desempeño económico de Paraguay en el próximo año, y su comprensión es esencial para ciudadanos, empresarios y responsables de políticas públicas.
- Inversión y reformas estructurales:
Atraer inversión tanto extranjera como local será fundamental. Reformas que simplifiquen trámites, fortalezcan la seguridad jurídica, faciliten el acceso al crédito y fomenten la competencia pueden mejorar la productividad y generar empleo. La infraestructura, tanto logística como digital, será clave para consolidar estas ventajas.
- Diversificación económica:
La expansión hacia sectores de mayor valor agregado —como la industria manufacturera avanzada, servicios especializados y logística para exportaciones— reducirá la dependencia del agro y la hidroenergía, aumentando la resiliencia de la economía ante choques externos.
- Cambio climático y resiliencia:
Dada su exposición a sequías, inundaciones y variaciones en el caudal de los ríos, Paraguay debe seguir invirtiendo en adaptación climática: sistemas de riego eficientes, infraestructura resistente, seguros agrícolas y políticas energéticas sostenibles son esenciales para que el crecimiento sea estable.
- Política fiscal y monetaria prudente:
Mantener la inflación bajo control y continuar con la consolidación fiscal será clave para preservar la estabilidad macroeconómica. Esto incluye mantener un déficit público moderado y deuda sostenible, elementos que refuerzan la confianza de inversionistas y ciudadanos.
- Entorno externo y comercio:
El desempeño de Paraguay está vinculado al de sus principales socios comerciales, como Brasil y Argentina, y a los mercados internacionales de commodities. Un entorno global favorable —tasas de interés estables, demanda creciente, permitirá aprovechar mejor las oportunidades de exportación.
Riesgos a tener en cuenta
A pesar de las perspectivas positivas, varios riesgos podrían limitar el crecimiento:
- Una desaceleración más fuerte de lo esperado en economías clave afectaría la demanda de exportaciones paraguayas.
- El aumento de tasas de interés internacionales podría encarecer el financiamiento de inversión y afectar proyectos de desarrollo.
- Fenómenos climáticos extremos podrían reducir la producción agrícola y la generación hidroeléctrica.
- Obstáculos institucionales o falta de continuidad en reformas podrían disminuir la efectividad de políticas de crecimiento y diversificación.
- La persistencia de la informalidad laboral limita el impacto del crecimiento en ingresos y bienestar de la población.
Estrategias para aprovechar 2026
Para que Paraguay capitalice sus ventajas y consolide su crecimiento, varias estrategias pueden resultar determinantes:
- Diversificación productiva: Promover industrias que agreguen valor, incentivar polos industriales y fortalecer encadenamientos productivos hacia la exportación.
- Inversión en capital humano: Mejorar educación y formación técnica para elevar la productividad y la capacidad de innovación.
- Infraestructura y conectividad: Desarrollar transporte, logística y tecnología digital para reducir costos y mejorar competitividad.
- Fortalecimiento institucional: Mejorar regulación, transparencia, seguridad jurídica y combatir la corrupción para atraer inversiones de largo plazo.
- Resiliencia climática: Implementar sistemas de riego, seguros agrícolas y energías renovables para proteger la economía de impactos ambientales.
- Estabilidad macroeconómica: Mantener inflación controlada, déficit público moderado y deuda sostenible para consolidar la confianza.
Conclusión
El 2026 representa una oportunidad para Paraguay de consolidarse como un ejemplo regional de crecimiento responsable y sostenible. Frente a un contexto latinoamericano de crecimiento modesto, el país cuenta con herramientas y ventajas comparativas que pueden traducirse en desarrollo tangible si se aplican con claridad estratégica y visión de largo plazo.
La clave estará en aprovechar la estabilidad macroeconómica, diversificar la economía, mejorar productividad y capital humano, fortalecer instituciones y prepararse ante riesgos externos y climáticos. Si logra avanzar en estas áreas, Paraguay no solo crecerá por encima del promedio regional, sino que también mejorará de manera sostenible la calidad de vida de sus ciudadanos, mostrando que un país pequeño puede destacarse cuando combina disciplina, estrategia y visión.
Para la región, 2026 seguirá siendo un año de retos: bajo crecimiento, restricciones estructurales y vulnerabilidad a choques externos. En ese contexto, Paraguay tiene la posibilidad de sobresalir como un modelo de crecimiento ordenado y sostenible, demostrando que la combinación de estabilidad, inversión y resiliencia puede marcar la diferencia.
