En un contexto internacional incierto, Paraguay podría consolidar un crecimiento saludable en 2026, apoyado en proyectos de inversión y un mercado laboral dinámico.
Wildo González, economista jefe de Basa Capital, analiza los desafíos, oportunidades y condiciones necesarias para sostener la competitividad del país.
Con un 2025 más dinámico de lo previsto y un escenario internacional marcado por tensiones geopolíticas y cambios en la política monetaria global, Paraguay se prepara para un 2026 que podría combinar estabilidad macroeconómica, apreciación cambiaria y nuevas oportunidades sectoriales.
En esta entrevista, González, con sólida trayectoria en macroeconomía y finanzas, y experiencia en el Banco Central de Chile, ofrece una mirada profunda sobre lo que se viene para la economía local y regional, las tendencias globales que marcarán el año y las reformas necesarias para atraer inversiones de calidad.
- ¿Cuáles son sus proyecciones de crecimiento económico para Paraguay y la región en 2026, y qué factores internos y externos serán determinantes para la estabilidad macroeconómica?
Wildo González: Las perspectivas para 2026 son positivas. El desempeño de 2025 superó ampliamente las proyecciones y las estimaciones del PIB tendencial. Si bien venimos de varios años de crecimiento continuo, es clave que ese crecimiento sea saludable. Por ello, aunque parte del dinamismo del segundo semestre se trasladará al año próximo, la economía debería converger hacia valores cercanos al PIB tendencial, usualmente entre 3,5% y 4%.
Entre los factores internos, el mayor impulso provendrá de la inversión. La continuidad de proyectos ya en marcha y el inicio de nuevas iniciativas durante el segundo semestre de 2026 sostendrán ese crecimiento, junto con un mercado laboral que viene mostrando un dinamismo interesante, lo cual ayudará a mantener niveles de consumo similares a los actuales.
En el plano externo, el crecimiento mundial se proyecta más moderado y con elevada incertidumbre, especialmente por las tensiones geopolíticas y su impacto en las cadenas globales de producción. No obstante, el shock de tarifas no produjo los efectos esperados sobre los precios y el comercio. Si la incertidumbre se reduce, el crecimiento global podría incluso superar las estimaciones del FMI y el Banco Mundial.
- ¿Qué evolución espera para la inflación y el tipo de cambio en Paraguay durante 2026, y cómo actuaría la política monetaria ante posibles shocks?
Wildo González: Las condiciones financieras internacionales serán determinantes para la inflación y, sobre todo, para el tipo de cambio. Las decisiones de la Reserva Federal afectan directamente a economías emergentes como Paraguay, no solo por sus acciones concretas, sino también por las expectativas en torno a ellas.
Es altamente probable que la Reserva Federal continúe reduciendo su tasa de interés, lo que debilitaría al dólar frente a otras monedas. En economías emergentes esto suele traducirse en apreciación cambiaria y reducciones en las tasas de política monetaria de sus bancos centrales, con el objetivo de moderar la apreciación y evitar una pérdida de competitividad externa.
En ese escenario, es muy posible que el guaraní se mantenga en los niveles actuales o incluso se aprecie frente al dólar, lo que reduciría la inflación e incentivaría al Banco Central del Paraguay a recortar su Tasa de Política Monetaria durante 2026.
- ¿Qué tendencias regionales y globales tendrán mayor impacto en la economía paraguaya en 2026?
Wildo González: A nivel global se espera un crecimiento moderado, con una inflación más baja que la prevista tras el shock de tarifas. Las condiciones financieras serían más laxas si la Reserva Federal continúa recortando tasas, lo que abarataría el financiamiento en dólares y generaría flujos de capitales hacia economías emergentes, reduciendo también las tasas en moneda local.
En commodities, el petróleo no muestra señales de riesgos fuertes, mientras que los precios futuros de la soja sugieren valores similares a los actuales. Las buenas perspectivas de cosecha en los principales productores y el crecimiento mundial moderado alimentan expectativas de un exceso de oferta, lo cual mantendría los precios estables.
- ¿Qué sectores económicos visualiza con mayores oportunidades de crecimiento en 2026 y cuáles están más expuestos a riesgos?
Wildo González: Los sectores vinculados al consumo privado y la inversión, motores del crecimiento de 2025, probablemente mantendrán un buen desempeño en el primer semestre de 2026.
El sector agrícola mantiene buenas perspectivas, aunque siempre sujeto al riesgo climático. En la manufactura, el panorama es favorable, pero la apreciación del tipo de cambio real podría afectar su competitividad.
La construcción atraviesa un buen momento y su continuidad dependerá del ritmo de ventas de los proyectos habitacionales. Este sector presenta dinámicas distintas entre el área metropolitana y las principales ciudades del interior.
En el comercio, ligado al consumo privado, podría observarse un dinamismo interesante dentro del sector terciario, especialmente por el crecimiento de los servicios empresariales y profesionales vinculados a la inversión.
- ¿Qué condiciones serán clave para atraer inversiones en 2026 y qué reformas estructurales deberían priorizarse para fortalecer la competitividad del país?
Wildo González: Para atraer inversiones es esencial fortalecer el estado de derecho y consolidar instituciones sólidas que ofrezcan seguridad a los inversores. Las reformas recientes, como la actualización de la ley 60/90, son pasos positivos, pero no tendrán un impacto inmediato, ya que los proyectos de inversión extranjera directa requieren tiempo para concretarse.
En el mediano plazo, Paraguay debe priorizar la mejora de la calidad educativa y de la productividad de la mano de obra. En un contexto de rápida automatización, el país suele quedar fuera del mapa de inversores por el bajo nivel de capital humano. Una reforma educativa integral, que eleve progresivamente los estándares de formación, es fundamental para atraer inversiones que generen bienestar sostenido.
Perfil – Wildo González
Economista jefe de Basa Capital, especializado en macroeconomía y finanzas. Formó parte del equipo del Banco Central de Chile, donde profundizó en temas de política monetaria, mercados financieros y análisis coyuntural. Actualmente se desempeña como economista jefe y consultor, combinando análisis académico, trabajo aplicado y comunicación económica.
En su tiempo libre disfruta la música, especialmente tocar el bajo eléctrico con influencias del post-punk. También cultiva orquídeas, lee sobre historia, sociedad y economía, y valora profundamente el tiempo con su familia.
