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La UE quiere reforzar su seguridad económica ante la creciente tensión con China y EEUU

Bruselas, 3 dic (EFE).- La Comisión Europea quiere hacer un mayor uso de sus medidas de defensa comercial o de control de las inversiones extranjeras para reforzar la seguridad económica de la Unión Europea (UE) ante el aumento de las tensiones geopolíticas, particularmente con China y Estados Unidos.

«En todo el mundo el comercio está siendo utilizado como arma, las cadenas de suministros están bajo presión y algunos actores tienen en la diana tecnologías estratégicas», dijo el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, en la presentación de un documento con el que Bruselas actualiza la estrategia de seguridad económica que adoptó en 2023.

La nueva «doctrina» de la UE tiene como objetivos proteger sus activos críticos, mejorar su competitividad frente a terceros y crear nuevas alianzas con socios internacionales afines, empezando por seis áreas identificadas como de alto riesgo.

Estas incluyen la reducción de dependencias en ciertas cadenas de suministro, el control de las llegada de inversión extranjera, la protección de infraestructuras críticas, así como de información sensible, la promoción de las industrias de defensa y espacio; y el liderazgo europeo en tecnologías críticas.

Sefcovic destacó la alta concentración de los suministros en áreas como minerales críticos, tecnologías limpias, chips, servicios espaciales o productos farmacéuticos, con suministradores que no comparten los intereses de la UE o que directamente «están dispuestos a usar nuestras dependencias contra nosotros», dijo.

Algunas inversiones, añadió, pueden dejar expuestos datos sensibles, como la geolocalización o datos biométricos, que socavan las cadenas de suministro europeas.

«Tenemos que lograr un equilibrio entre permanecer abiertos y estar seguros», dijo el titular de Comercio, quien advirtió de que las restricciones a la exportación o los excesos de capacidad apoyados por los Estados «convierten las dependencias económicas en presiones políticas».

En este contexto, el Ejecutivo comunitario quiere hacer un uso más proactivo y «estratégico» de sus herramientas, por ejemplo, reforzando el control de las inversiones extranjeras con directrices para evaluar la acumulación de riesgos o teniendo en cuenta la seguridad económica en investigaciones comerciales.

También dando financiación de manera prioritaria a proyectos que reduzcan las dependencias o utilizando la suspensión de aranceles o las cuotas para mejorar la competitividad de las empresas comunitarias.

Además prevén adoptar medidas nuevas para luchar contra las prácticas comerciales desleales, animar a los sectores de alto riesgo a tener al menos dos suministradores alternativos y explorar como usar las licitaciones públicas para potenciar el liderazgo de las empresas comunitarias, explicó Sefcovic.

El esfuerzo, añadió, tendrá que incluir a Estados miembro y empresas, para lo que Bruselas propondrá crear un Centro de Información de Seguridad Económica que vigile en tiempo real los cambios en el mercado y la diversificación de suministros, identifique entidades de alto riesgo y ayude a acceder a financiación y licitaciones.

«La acción política no será suficiente y las empresas tendrán que hacer su parte también», advirtió Sefcovic, incidiendo en que la industria tendrá que tener en cuenta la «prima» a pagar por la seguridad a medio plazo.

«Tras las experiencias de los últimos años, cuando vemos que todo se utiliza como arma, creo que cualquier consejero delegado responsable en Europa debería pensar en la seguridad económica, en la diversificación de suministros, porque es bueno para el negocio», insistió.

Aunque el documento adoptado no menciona a ningún país en concreto, este llega tras las recientes tensiones con China por las restricciones a la exportación de tierras raras y de chips de la empresa Nexperia, que se suman a la tradicional competencia desleal en ciertos sectores; pero también en pleno cambio de tornas en la relación comercial con Estados Unidos, tradicional aliado, tras la llegada de la Administración Trump.

Ambos factores han supuesto un catalizador para redoblar los esfuerzos por reducir unas dependencias que la pandemia y la guerra en Ucrania ya habían revelado críticas. EFE

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