Por Alejandro Kladniew, director de Paraguay Development.
Cualquier profesional extranjero del rubro de la construcción que llega a Asunción, se sorprende por la cantidad de medidas contra incendio que hay en nuestros edificios. Son medidas que tienen más que ver con obras que se realizan con materiales de construcción inflamables, como lo es, por ejemplo, la madera, que con el tipo de material que se usa en Paraguay, que es básicamente una estructura de hormigón y hierro.
No hay que irse muy lejos en la región, ningún edificio de Argentina, Uruguay, Chile o Brasil tiene la cantidad de medidas preventivas, que implican encarecer los costos de obra y el precio de los departamentos, que los que tiene la reglamentación de prevención de incendio en Asunción. Es decir, en síntesis, que las medidas que se toman en la capital del país, están sustentadas en materiales inflamables, que no son los que se usan en la construcción en Paraguay.
Estas medidas se tomaron de forma apresurada y sin un estudio adecuado, después del incendio fatídico en el supermercado Ykua Bolaños. Medidas claramente de tinte político y en nada técnicamente sólidas. Recordemos que las muertes en dicho acontecimiento tuvieron más que ver con la decisión de los propietarios de cerrar los accesos y egresos del supermercado mientras se desarrollaba el incendio, que por su sistema de prevención del mismo.
Más allá que es un dislate comparar a un supermercado con un edificio en altura a nivel de construcción, arquitectura y materiales de obra. Esto que estoy describiendo, ya lo manifesté en notas anteriores, pero en este caso lo reitero porque lamentablemente nuevas y negativas noticias exponen a las autoridades municipales de no estar aptos para llevar adelante una gestión responsable y racional en el manejo de nuestra ciudad capital en algunas cuestiones de relevancia suprema.
Días atrás nos anoticiamos que los bomberos de la ciudad tienen equipamiento de autobombas que no pasan del piso 20 en altura de un edificio, siendo que en la ciudad existen ya numerosas torres que pasan esa altura y hay muchas más en construcción. Es decir, un verdadero drama en términos de seguridad. Es muy difícil imaginar funcionarios que no cuidan la vida de los ciudadanos, siendo de que se aprueban edificios que, si se requiriera evacuar por cualquier motivo a alguna persona de algunos de ellos de más altura que 20 pisos, no existe ningún tipo de herramientas que pudiera implementar dicha evacuación, por ejemplo.
Por un lado, contamos con un marco regulatorio sobredimensionado de instalación contra incendios en la reglamentación municipal, y paralelamente se han aprobado decenas de torres para las que no existe ninguna autobomba que puedan combatir un siniestro en altura.
He escuchado, con mayor sorpresa, que algunos “iluminados” quieren en vez de que se compren autobombas adecuadas y se capacite al personal de bomberos para utilizar las mismas, prohibir la construcción de edificios de más de 20 pisos. Esto sería la “frutilla del postre” que nos volvería a demostrar que estamos en un lugar todo puede empeorar.
A diferencia de otras notas donde no lo hago, y siendo que, como empresario y desarrollador de la construcción, este tema compete también a mi empresa, me atrevo a proponer una solución en sentido pro activo. Sugiero constituir un fondo de emergencias, este fondo debería tener una fecha de inicio y una fecha de finalización del mismo y se debería constituir con dos tipos de ingresos, por un lado, un gravamen para todos los edificios existentes en la ciudad que tengan más de 20 pisos de altura, y por otro un gravamen especial para los edificios a construir que tengan más de 20 pisos de altura. Este fondo tendrá como único objetivo la compra de dos autobombas adecuadas para el manejo de fuego y situaciones en altura mayores a 20 pisos y un presupuesto de capacitación de dichos equipos de los bomberos.
El manejo de este fondo debe ser realizado en forma compartida por la municipalidad, bomberos y la Cámara de Desarrolladores Inmobiliarios (Capadei) y no podrá realizarse ningún tipo de pago si las tres partes no lo autorizan de forma fehaciente, siendo que toda la operatoria debe estar fiscalizada por alguna consultora de orden internacional. Una vez que se logra el objetivo de comprar las 2 autobombas y la capacitación y equipamiento del personal de bomberos, el fondo culmina.
En ese momento los edificios existentes que tienen más de 20 pisos dejan de pagar el aporte excepcional y la municipalidad seguirá cobrando en forma autónoma, a los nuevos edificios a construirse mayores a 20 pisos de altura, un impuesto extra a la obra, para sostener el mantenimiento de las autobombas y la capacitación y equipamiento del personal de bomberos.
A diferencia de tantas falencias en infraestructura que se padecen en la ciudad, comenzar a resolver este problema, es de orden urgente e importante, estarán las autoridades municipales, esta vez, a la altura de lo que deben gestionar?.
