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Piña paraguaya: un cultivo con alto potencial de renta y desarrollo rural

El cultivo de piña se está consolidando como uno de los rubros frutícolas más rentables del país, con una demanda en crecimiento tanto en el mercado local como en el internacional. Su alto valor nutricional, buen rendimiento económico y excelente aceptación comercial la convierten en una opción estratégica para la Agricultura Familiar Campesina.

Actualmente, miles de familias productoras en los departamentos de San Pedro, Concepción, Caaguazú, Alto Paraná y Canindeyú generan ingresos sostenibles gracias a esta fruta tropical. Según datos del Censo Agropecuario Nacional (CAN) 2022, la superficie cultivada ya supera las 5.100 hectáreas, reflejando una expansión constante que dinamiza las economías rurales.

Un rubro con respaldo técnico y proyección exportadora

El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), a través de la Dirección de Extensión Agraria (DEAg), acompaña a los productores en todo el ciclo del cultivo: desde la preparación del suelo, el manejo técnico y la cosecha, hasta la comercialización. La incorporación de variedades de alta demanda internacional, como la MD-2 (Golden), fortalece la competitividad del sector y abre puertas a nuevos mercados.

Como parte de su estrategia de desarrollo, el MAG trabaja en mejorar el acceso a mercados, fortalecer la infraestructura de postcosecha y promover la transformación agroindustrial de la piña, en articulación con otros organismos estatales y actores del sector privado.

La piña paraguaya no solo es un alimento de calidad: también representa una oportunidad concreta de crecimiento económico, generación de empleo y diversificación productiva en el agro.

Claves técnicas para un cultivo exitoso

Durante la charla “De la tierra al logro: Historia real de la producción de Piña”, presentada por Francisco Paniagua en el stand del MAG en la Expo Paraguay 2025, se compartieron aspectos técnicos clave para el desarrollo del cultivo.

La piña requiere condiciones edafoclimáticas específicas: temperaturas entre 18 °C y 35 °C, lluvias anuales de 800 a 1.500 mm y suelos aireados, con textura franca a franco-arenosa, buen drenaje y pH entre 5 y 6. Las variedades más utilizadas en el país son Abacaxi, Cayena Lisa, Boliviana y La Perolera.

Para obtener buenos rendimientos, la preparación del terreno debe incluir limpieza y subsolado, y la siembra temprana se recomienda entre los meses de marzo y mayo.

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