Rubén Recalde: el empresario que impulsa la industria paraguaya con pasión y visión

Empresario, padre y apasionado de Cerro Porteño; Rubén Recalde combina visión, innovación y compromiso social para impulsar la industria paraguaya. Su trayectoria refleja cómo la pasión y la disciplina pueden transformar oportunidades en legado.

En la foto: Rubén Recalde, CEO de Leka Industrial, Guaindupar e YLF.

De la distribución al liderazgo industrial

Nacido en Ybycuí en 1970, Recalde inició su camino fuera del país, migrando a Argentina junto a su familia, donde cursó sus estudios primarios y secundarios y comenzó la carrera de medicina. Sin embargo, el mundo de los negocios lo esperaba. Su primera incursión fue en la distribución mayorista de golosinas, una experiencia que moldearía su futuro como empresario.

Rubén Recalde es hoy sinónimo de visión empresarial, compromiso social y pasión deportiva en Paraguay.

“El negocio de distribución fue mi escuela. Aprendí de trato, logística y, sobre todo, de cómo mantener relaciones comerciales de largo plazo”, recuerda Recalde.

Su retorno a Paraguay en 1994-95 marcó el inicio de un proyecto ambicioso en el sector industrial. Fue entonces cuando comenzó a trabajar junto a su padre, Emérito Recalde, en la distribución de artículos de seguridad industrial. La empresa que lidera desde entonces, Guaindupar, abrió la puerta a un crecimiento sostenido que se extendió hacia la fabricación: desde guantes y delantales hasta masticables para perros y vestimenta técnica para industrias petroleras.

Compromiso social y desarrollo local

“Dominar la producción, más allá de la distribución, nos permitió diferenciar nuestros productos y fidelizar clientes. Hoy exportamos a Argentina, Brasil, Estados Unidos y estamos explorando el mercado árabe”, explica Recalde. Su enfoque empresarial combina tecnología, innovación y compromiso social. Con más de 170 empleados directos y alrededor de mil beneficiados indirectamente, su impacto laboral se siente especialmente en el interior del país, donde sus plantas generan oportunidades de trabajo y fomentan el desarrollo local.

“La esencia del éxito es mantener la palabra, ser transparentes y trabajar con pasión”, asegura Recalde

Entre sus empresas destacan Guaindupar, especializada en artículos de seguridad; YLF, curtiembre y proveedora de materia prima para la industria del calzado; y Leka Industrial, que honra la trayectoria de su padre y se proyecta a generar hasta 2.000 empleos en los próximos años. “La esencia de nuestro éxito es mantener la palabra, ser transparentes y trabajar con pasión. Eso se aplica tanto en los negocios como en la vida”, asegura Recalde.

Pasión deportiva y visión dirigencial

Pero Rubén Recalde no se limita al mundo empresarial. Su vida está profundamente ligada a Cerro Porteño, club del cual es hincha y aspirante a la presidencia. Tras una experiencia formativa en Medellín, donde observó la distancia entre la pasión de los seguidores y la gestión dirigencial, decidió que era momento de aportar con liderazgo, disciplina y visión estratégica. “Mi objetivo es crear un club donde todos rememos para lo mismo: jugadores, hinchas y dirigentes. Transparencia, sentido de pertenencia y profesionalismo son claves”, asegura.

Su enfoque como líder se basa en valores que trascienden la empresa y el club: Dios, familia y Cerro Porteño, las tres fuerzas que guían su vida. Experiencias personales, como superar dos infartos a los 45 años, reforzaron su propósito: contribuir con la sociedad y dejar un legado sostenible.

Recalde proyecta su visión hacia el futuro con claridad: ser un motor de desarrollo para Paraguay, generando empleo, promoviendo inversiones y mostrando al mundo que un empresario paraguayo puede liderar con éxito tanto en la industria como en la pasión deportiva. Su historia es la de un hombre que transformó oportunidades en propósito, y propósito en legado, dejando una huella en la economía, en la juventud del interior del país y en el corazón de cada hincha de Cerro Porteño.

Perfil – Rubén Recalde

Padre de cuatro hijos, apasionado por el deporte y la cocina, Rubén sostiene que su vida se guía por tres pilares: Dios, familia y Cerro Porteño. Tras superar dos infartos a los 45 años, reforzó su propósito de trascender más allá de los negocios y dejar un legado que contribuya al desarrollo del país.

Hincha azulgrana desde siempre, hoy busca trasladar su experiencia empresarial al fútbol, convencido de que la transparencia, la disciplina y el sentido de pertenencia también son la base para fortalecer un club como Cerro Porteño.

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