Los líderes del Grupo de los 20 (G-20) comenzaron de manera oficial en esta ciudad su octava cumbre, centrada en el crecimiento económico global, pero a la sombra del conflicto en Siria y una inminente intervención militar.
La reunión comenzó el día de ayer alrededor de las 14:00 GMT en el Palacio de Constantino, situado en la localidad de Strelna, a las afueras de San Petersburgo, resguardada por unos 30,000 policías, que controlan la seguridad y acceso a la zona.
La cita de los jefes de Estado y de gobierno de los países miembros del G-20, que reúne a las principales economías del mundo y las naciones emergentes, inició con un discurso del presidente ruso Vladimir Putin, anfitrión del cónclave de dos días.
Ante la tensión en torno a Siria y pese a que el tema no estaba incluido en la agenda, el presidente ruso propuso examinar la situación durante la cena de trabajo que se llevará acabo luego de las primeras reuniones de trabajo.