Miami, 5 nov (EFE).- El secretario general de la Federación Latinoamericana de Banca (Felaban), Giorgio Trettenero, dijo este martes que América Latina necesita con urgencia «políticas de largo plazo» que trasciendan los mandatos de cada Gobierno para asegurarse un crecimiento sostenido y atender las demandas sociales.
Da igual que sean de derecha o de izquierda los Gobiernos, hay que llegar a acuerdos con una visión de largo plazo, dijo Trettenero en declaraciones a Efe antes de la clausura de la 53 Asamblea de Felaban que ha reunido en Hollywood (sur de Florida) a unos 1.800 banqueros de todo el continente americano y de otras áreas.
Trettenero, de nacionalidad peruana, indicó que el hecho de que los países latinoamericanos sean ahora los que menos crezcan del mundo tiene fundamentalmente que ver con que siguen «dependiendo de los commodities (materias primas)», aunque también cuentan los «déficit en inversión y tecnología» y la situación internacional de incertidumbre por la guerra comercial EE.UU.-China y el «brexit».
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), América Latina crecerá solo un 0,2 % este año, aún menos que en 2018, cuando el crecimiento regional fue del 1 %.
La organización multilateral señala que los bajos precios de las materias primas, los capitales volátiles y la desaceleración de la economía mundial impactan negativamente los mercados de la región, que siente además los estragos de la crisis de Venezuela.
Trettenero dice que América Latina está otra vez como en la conquista solo que ahora «la plata y el oro» no se cambian por espejitos y cuentas de colores sino por celulares o servicios.
A su juicio, después de años de abandono y de firma de convenios comerciales bilaterales con países de otras áreas, hay que volver la vista al comercio intrarregional en busca de «sinergias» y de «valor agregado».
En Suramérica ese comercio entre los países de la región significa el 17 % del total, mientras en la Unión Europea es el 50 %, el mismo porcentaje que en Centroamérica, que en este terreno es una «excepción» en América Latina.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), este año las exportaciones de la región van a caer un 2 %, un dato que contrasta con el crecimiento del 8,3 % registrado en 2018 y que se vincula en parte con la tensión comercial y económica entre China y Estados Unidos.
Trettenero dice que «los países que venden commodities» acaban pagando la disminución del volumen comercial mundial que genera la incertidumbre.
Las consecuencias sociales del parón del crecimiento económico deben ser motivo de preocupación para los gobiernos, advierte Trettenero, quien, lejos de apuntar a teorías conspirativas, indica que las protestas populares tienen que ver con la «subida de las expectativas».
En el ciclo de subida de los precios de las materias primas que generó una bonanza en prácticamente toda la región entre 2005 y 2012 las expectativas de los sectores de la población que mejoraron económicamente y se acercaron a la clase media crecieron, explica.
Sus necesidades son ahora otras, «no solo lo básico». Muchos empezaron a pagar impuestos y quieren una retribución por su contribución a las arcas del Estado, explica.
El sistema de salud pública no les «sirve» si para hacerse un análisis tienen que esperar seis meses y si las pensiones generadas por toda una vida de trabajo son recortadas reaccionan.
Así es como se explica que reine el descontento en países como Chile y Perú, cuyos modelos eran considerados un éxito, dice el secretario general de Felaban.
Su receta es «educación, educación y educación» y políticas a largo plazo para tener un crecimiento económico sostenido que permita generar riqueza y satisfacer las expectativas de la población.
También se necesita «transparencia» para alejar la corrupción, sistemas financieros sanos y confianza en las instituciones.
Si no cuidamos todo eso, «se nos va a complicar el panorama», dice Trettenero, quien advierte de que hay que hacer todo eso «en democracia» antes de que llegue un «caudillo» o un «populista» que prometa lo imposible a las masas descontentas. EFE