Para que una crisis se convierta en oportunidad, se debe trabajar duro para generar las condiciones. Las poblaciones más vulnerables y los emprendedores se están llevando la peor parte de esta recesión.
Si la pobreza se profundiza, causará una turbulencia social que impactará directamente en la economía generando inestabilidad.
Solamente en el área metropolitana de Asunción viven más de 250.000 personas en asentamientos precarios.
PLUS: ¿Cómo encuentra el escenario del COVID-19 en Paraguay y la coyuntura regional?
Soledad Núñez: De manera inesperada, esta crisis vino a transformar por completo nuestro modo de vivir y a desnudar muchas falencias de nuestro sistema económico, político y social. En términos sanitarios y luego de una epidemia de dengue que fue devastadora para el sistema de salud; Paraguay tomó decisiones rápidas que nos permitieron contener la propagación del virus y que hasta el momento nos llevaron a estar en una mejor posición respecto a la región.
Por otro lado, en el ámbito económico y social, la debilidad de nuestro sistema de protección social, dejó al desnudo a gran parte de la población que sigue padeciendo los efectos económicos de la crisis COVID-19. Las poblaciones más vulnerables y los emprendedores se están llevando la peor parte de esta crisis.
Finalmente, las denuncias de corrupción y falta de agilidad de nuestras instituciones públicas para resolver problemas de gestión y administración, también se constituyen en limitaciones para prepararnos mejor y proteger a la población, sobre todo ante un eventual pico de la epidemia a raíz de la flexibilización de la cuarentena. En términos regionales, preocupa la actitud de un Brasil renuente a tomar esta pandemia con seriedad.
PLUS: ¿Cuáles cree que serán las consecuencias económicas directas derivadas de la pandemia?
Soledad Núñez: Toda crisis económica afecta siempre en mayor medida a los más vulnerables. En ese término englobo a los sectores que viven en situación de pobreza y pobreza extrema, pero también a los emprendedores que sostienen el empleo en Paraguay y son los más desprotegidos en nuestra economía.
Como consecuencias directas de la pandemia, podríamos ver una suba del desempleo en muchos sectores y especialmente pérdida de empleos en aquellos relacionados con aglomeraciones. Me preocupa el sector de eventos sociales, deportivos y culturales, también los comercios relacionados a logística internacional, courrier y cargas. Las agencias de turismo, hotelería, los gimnasios, colegios y otros que por los riesgos sanitarios se verán fuertemente afectados y con ellos toda la cadena de producción y servicios.
La economía de las ciudades fronterizas también va ser golpeada si continuamos con las fronteras cerradas. Sin medidas paliativas efectivas desde el gobierno, otra consecuencia va ser el aumento de familias en situación de pobreza con riesgo de padecer hambre y desnutrición. Esto es peligroso desde todo punto de vista.
Solamente en el área metropolitana de Asunción viven más de 250.000 personas en asentamientos precarios y en la capital cerca del 20% de la población vive en los bañados. Si la pobreza se profundiza, más allá del impacto humano en el sector afectado, la turbulencia social como producto de carencias y ausencias impactaría directamente en la economía generando inestabilidad.
PLUS: ¿Aún cree que sea posible reactivar la economía este año?
Soledad Núñez: Claro. Hay muchas medidas que pueden implementarse y a partir de las cuales se pueden obtener resultados muy positivos para la población.
El sector vivienda, pero por sobre todo el de obra civil en general, representa una enorme oportunidad si se aumenta la inversión pública y se cuenta con un equipo capaz de administrar la cosa pública con honestidad, integridad y capacidad de gestión. Digo esto, porque no hay programa público que pueda implementarse efectivamente si está plagado de malas prácticas e ineficiencias.
La obra civil tiene la particularidad de ser un gran generador de empleo de baja calificación, oportuno en momentos de crisis ¿Qué quiere decir esto? prácticamente cualquier persona con voluntad de trabajar puede incorporarse a la cadena de generación de valor. A su vez, por la complejidad y la enorme cantidad de ítems que se manejan, genera un efecto multiplicador en la economía dinamizando el sector.
No sólo se deberían construir viviendas, sino escuelas, hospitales, comisarías, toda la infraestructura social que necesita la población, este es el momento para hacerlo. Por otro lado, se debería dar soporte a las mipymes. No solo soporte financiero que desde luego es necesario, sino también en la construcción de capacidades para reinventarse en esta nueva normalidad.
PLUS: ¿Qué oportunidades pueden aparecer como consecuencia de la pandemia?
Soledad Núñez: La crisis no necesariamente va a transformar nuestra realidad en algo mucho mejor. Soy de las que piensa que para que una crisis sea una oportunidad, tenemos que trabajar duro para generar las condiciones. Por ende, esta crisis nos invita urgentemente a pensar y accionar en relación a los grandes cambios que necesita nuestro sistema. Espero, que entre todos, podamos reconstruir el contrato social entre Estado y sociedad y a partir de una nueva cosmovisión apuntalar las reformas necesarias y urgentes.
Antes de la pandemia, la desconexión de gran parte de nuestra clase política de las necesidades reales de la gente, nos estaba llevando por un sendero donde el único destino era turbulencia y caos que podrían devenir en experiencias muy traumáticas para un país con serias debilidades aún.
En síntesis, la transformación profunda de nuestra cultura política puede aparecer como consecuencia de esta crisis, sobre todo promovida por las generaciones jóvenes.
PLUS: ¿Qué países de la región considera están en la peor posición, menos preparados en términos de déficit fiscal, deuda, pobreza para afrontar la crisis?
Soledad Núñez: América Latina es un continente en ebullición constante. Nuestras democracias débiles no han sabido construir institucionalidad suficiente y quienes estaban mejor posicionados comenzaron también a tambalear, como es el caso de Chile. Los liderazgos en los países del continente tampoco han sido positivos para nuestro contexto. Miremos el populismo en Venezuela o el caso de Brasil durante el COVID-19 que se resiste a tomar el caso con seriedad y cuyas acciones amenazan a la salud de muchos paraguayos.
Argentina es un enigma, con una economía en terapia que podría encabezar la lista. Las características de casi todos los países latinoamericanos, que nos hacen estar menos preparados para afrontar la crisis, son la excesiva desigualdad social, la baja institucionalidad con alta corrupción y la polarización de nuestras sociedades que nos impiden construir una visión de futuro.
PLUS: ¿Cómo ve la situación actual del acceso a la vivienda de las personas de clase media y baja?
Soledad Núñez: En contexto de pandemia y ante la recomendación de quedarnos en casa, como medida para frenar la curva de contagio del virus, se hizo más que nunca evidente la necesidad de que todos los habitantes del país contemos con una vivienda digna.
Las medidas implementadas simplemente no eran una opción para muchas personas que viven hacinadas en condiciones precarias y sin acceso al agua en nuestro país. Esta desigualdad en cuanto al acceso a oportunidades sigue latente a pesar de los avances que hemos conseguido en los últimos años.
Del 2013 al 2018 logramos frenar el crecimiento vegetativo de la demanda de viviendas sociales en los sectores más vulnerables, pero sin políticas sostenidas no se puede garantizar una reducción definitiva en el tiempo. En cuanto al sector de ingresos medios, el mercado inmobiliario sigue siendo muy conservador y adverso al riesgo en Paraguay.
A pesar de los esfuerzos, las soluciones siguen siendo ofrecidas a precios impagables para la mayoría de la sociedad, esto es a mi criterio, consecuencia de varios factores. Por un lado la rigidez de nuestro sistema financiero y por otro lado la falta de innovación en los modelos de negocio por parte del sector constructor.
Algunas medidas que podrían funcionar para dinamizar el sector son la creación de un fondo de garantías público, la colocación de subsidios indirectos a la tasa o el ofrecimiento de subsidios directos al comprador -esto de alto riesgo y requiere de mucho control-, entre otras alternativas.
PLUS: ¿Ve un plan macro que pueda enmarcarse dentro de una reconversión de Asunción a largo plazo?
Soledad Núñez: Estoy convencida que Asunción puede transformarse en algo mucho mejor en poco tiempo, pero requerirá de un esfuerzo conjunto de todos los asuncenos. Debemos recuperar y reforzar la vocación residencial del centro de Asunción, por su ubicación privilegiada y servicios que dispone tiene un alto potencial.
Los bañados deberían integrarse física y socialmente a la ciudad formal, dejando atrás la segregación social que muchas veces es causal de otros males en nuestra ciudad. El transporte público debe reformarse y no se puede demorar más la inversión en un desagüe pluvial decente y saneamiento correspondiente para la capital. Los espacios públicos deben recuperarse como gran activo para el encuentro en comunidad, por ejemplo el Parque Caballero, entre ellos.
Lo más importante, es que todo esto vaya acompañado de una transformación cultural y de barrios que estén cada vez mejor organizados para incidir en las decisiones a nivel local. La Municipalidad como institución necesita un cambio radical.
PLUS: ¿Cómo se encuentra la revisión del Anexo C del tratado de Itaipú, en el contexto actual?
Soledad Núñez: La pandemia vino a reordenar nuestras prioridades y nos sacó del camino natural que veníamos transitando. En esa línea, más allá de la crisis sanitaria que nos está afectando, Paraguay no puede desenfocarse de los grandes desafíos y oportunidades que se vienen en los próximos años. Entre ellos, se encuentra la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú.
Yo fui invitada a formar parte de la comisión asesora que tuvo alrededor de 2 o 3 reuniones en el 2019, pero mi incorporación efectiva luego de retornar al país se vio interrumpida por el COVID-19. Por lo tanto, desconozco los avances que se han tenido en esa materia.
OPINIÓN
La crisis COVID-19 fue inesperada y sorpresiva, afecta la vida humana en múltiples maneras y el futuro que nos espera puede ser más positivo o negativo. No demos por sentado que los cambios van a venir por sí solos, y tomemos la iniciativa desde todos los sectores de la sociedad de involucrarnos, informarnos y participar activamente del proceso de transformación que debe ser producto de un shock como este. Transformación en el ámbito político, económico y social. Dejemos de ser espectadores.
PERFIL – SOLEDAD NÚÑEZ
Ingeniera civil por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Master en políticas públicas por la Universidad de Oxford. Directora de Techo Paraguay (2009-2013). Ministra de Vivienda (2014-2018).