La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) refiere que realizó inversiones industriales importantes en los último 10 años, sin embargo, actualmente no encuentran retorno positivo a dichas acciones, esto a causa de la inequidad fiscal que restó competitividad, frenó inversiones y dejó al sector operando a niveles de ociosidad.
El presidente de la Cappro, Antonio Iati detalló que las industrias asociadas a la Cámara, en los últimos 10 años, han hecho inversiones industriales muy importantes en saldo de inversión extranjera directa, mediante la construcción de fábricas y la ampliación de capacidad instalada en las existentes, con lo cual se dio un salto en la capacidad de procesamiento instalada de 1,5 a 4,5 millones de toneladas/año hacia el año 2014.
Sin embargo, Iati reconoció que, desde entonces, los cambios en las reglas y la inequidad fiscal han restado competitividad al sector al punto de frenar nuevas inversiones, reducir capacidad instalada a 4,23 millones de toneladas/año y operar a niveles de 30% de ociosidad.
“Necesitamos mayores industrias en el país. Paraguay es un excelente productor de alimentos, con grandes ventajas competitivas que le permiten ser eficiente en el aspecto productivo. Ahora bien, el Paraguay del futuro debe continuar la estrategia de consolidarse como productor mundial de alimentos (…) pero un productor de alimentos inteligente, que se desarrolla y agrega el valor industrial dentro de sus fronteras”, dijo finalmente el empresario.
“A nivel productivo, si bien se están realizando estudios para intentar realizar agricultura en zonas marginales, Paraguay ha encontrado límites en la expansión de su frontera agrícola. Sin embargo, a nivel industrial, es donde Paraguay tiene aún mucho por crecer, con la implementación de algunas medidas concretas por parte del Estado que busquen aumentar la competitividad del sector”.
Paraguay debe contar con políticas activas en favor de la industrialización de la soja
En este último sentido, señaló que las industrias aceiteras son las únicas industrias que no tienen derecho a la devolución del crédito fiscal del Impuesto al Valor Agregado (IVA) cuando exportan productos industrializados, lo cual se convierte en un costo elevado dejándolas fuera de competencia en el mercado internacional.
Dijo que Paraguay es el único país productor de soja en el mundo que no tiene políticas activas en favor de la industrialización dentro de su territorio.
Al respecto, Iati explicó que la industria permite además el agregado de valor dentro de las fronteras del país, generando más productos para exportar y de mayor precio; con el consiguiente efecto de mayor diversidad de destinos para colocar los productos en el primer caso y mayor ingreso de divisas en el segundo.
Agregó que la industria de la molienda de soja está en proceso crítico y que es de suma importancia para el desarrollo de la industria alimenticia y la industria de biocombustibles, sectores donde Paraguay puede diferenciarse agregando valor, incorporando además mano de obra local que requiere mayor especialización.

