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EEUU x China: una tregua comercial y lo que significa para los inversores

Por Augusto Fabrini, analista.

La reciente tregua comercial de 90 días entre Estados Unidos y China, anunciada en mayo de 2025, trajo alivio a los mercados globales. Las tarifas estadounidenses sobre productos chinos cayeron de 145% a 30%, mientras que Pekín redujo sus tasas de 125% a 10%. Las bolsas reaccionaron con optimismo inmediato, pero esta euforia puede estar ocultando riesgos latentes.

Como analista, veo el acuerdo como una victoria temporal para trabajadores y consumidores, que evitan —por ahora— una presión inflacionaria aún mayor. Sin embargo, la pregunta que persiste es:

¿Quién realmente salió ganando?

Para el Paraguay, un país cada vez más integrado al comercio global a través del Mercosur, esta tregua representa tanto oportunidades como desafíos. En este artículo, analizo los impactos económicos del acuerdo, las fragilidades de China, la estrategia de Estados Unidos y, sobre todo, cómo los inversores pueden posicionarse ante la volatilidad global.

El contexto del acuerdo: una victoria táctica

Sellado en Ginebra tras negociaciones intensas, el acuerdo busca aliviar una guerra comercial que presionaba las cadenas productivas y el consumo global.

Para Estados Unidos, se trata de una concesión estratégica: al reducir tarifas, el gobierno de Trump alivia costos para consumidores y empresas estadounidenses, manteniendo la retórica de presión sobre Pekín.

Para China, la tregua es una necesidad urgente. La economía china enfrenta una desaceleración acentuada, con desafíos como el endeudamiento corporativo y la caída en las inversiones. Un colapso en las exportaciones hacia Estados Unidos, su principal mercado, podría agravar aún más la inestabilidad del régimen de Xi Jinping.

Además, China aumentó la opacidad de sus datos económicos, suspendiendo la divulgación de indicadores como el desempleo juvenil y la confianza del consumidor desde 2023, cuando comenzaron a mostrar deterioro. Esta falta de transparencia sugiere que los números reales podrían no sostener la narrativa oficial del Partido Comunista, ampliando la incertidumbre sobre la salud económica del país.

¿Quién gana y quién pierde?

A corto plazo, los trabajadores y consumidores globales son los principales beneficiados, con tarifas reducidas que alivian las presiones inflacionarias. Sin embargo, el mediano y largo plazo permanecen inciertos, sin precedentes claros para la actual rivalidad geopolítica e interdependencia comercial entre las dos potencias. China, en particular, enfrenta fragilidades estructurales. El PMI industrial cayó a 49,2 en abril de 2025 (por debajo de 50, indicando contracción), mientras que el PIB trimestral del 1er trimestre de 2025 creció solo 4,5%, el más débil desde 2020. El éxodo de capitales extranjeros también se intensificó, con US$ 78 mil millones saliendo del mercado de acciones chino en 2024.

Estos indicadores, junto con la suspensión de datos oficiales, sugieren una economía más frágil de lo que Pekín admite, tornando a China vulnerable en una disputa prolongada.

Por su parte, Estados Unidos negocia desde una posición de fuerza relativa, con una inflación controlada (3,2% anual en marzo de 2025; Bureau of Labor Statistics) y un crecimiento moderado (2,8% en el 1er trimestre). Aunque los mercados financieros podrían mantener el alza a corto plazo, la ausencia de detalles en el acuerdo exige cautela.

Implicaciones para el Paraguay

Para el Paraguay, la tregua comercial crea un ambiente de relativa estabilidad, favorable a sectores integrados al comercio global, como la maquila, el agronegocio y la manufactura. La calma temporal en los mercados puede atraer capital extranjero, especialmente al mercado de capitales local, donde empresas como Banco Atlas y Tigo han emitido títulos con ratings sólidos (ej.: AApy).

Sin embargo, los inversores deben considerar las limitaciones del mercado paraguayo, particularmente la baja liquidez. Con un volumen diario de negociación en la Bolsa de Valores de Asunción (Bvpasa) inferior a US$ 10 millones (Cepal, 2024), la venta de activos en momentos de estrés puede ser desafiante, exigiendo una planificación cuidadosa.

Dada la volatilidad global, recomiendo estrategias defensivas: Mantener la mayor parte del patrimonio invertido en el Paraguay en renta fija corporativa con buenos ratings hace todo el sentido, mientras que tener una exposición moderada a commodities resilientes (ej.: soja, carne) e invertir en sectores como la energía, beneficiados por la demanda estable y la energía barata de Itaipú, es prudente.

Evitar asignaciones excesivas en activos de alta volatilidad, como acciones globales, es sensato mientras el escenario internacional no se esclarezca. Los inversores deben buscar liquidez y seguridad, ajustando carteras para resistir choques externos.

Conclusión

La tregua entre Estados Unidos y China es un alivio momentáneo, pero no resuelve la disputa estratégica entre las potencias. Para los inversores, el escenario exige equilibrio: aprovechar la estabilidad de corto plazo para fortalecer posiciones en el mercado local, pero priorizando la protección del patrimonio.

Reitero la recomendación de asignar la mayor parte de los recursos a activos defensivos, con foco en liquidez y seguridad, como títulos de renta fija y sectores resilientes. El Paraguay, con su estabilidad macroeconómica, impuestos bajos e integración al Mercosur, está bien posicionado para navegar este período, siempre que la estrategia sea guiada por la cautela.

Para el inversor no profesional, la complejidad del escenario refuerza la importancia de contar con una asesoría de confianza, imparcial y bien informada. Elegir socios que prioricen la construcción de un patrimonio antifrágil —capaz de resistir e incluso beneficiarse de las crisis— es esencial.

Los próximos 90 días serán cruciales para determinar si esta tregua evolucionará hacia un acuerdo sostenible o si apenas postergará una nueva escalada.

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