La agencia de calificación financiera Standard & Poor’s subió este viernes de «negativa» a «estable» la perspectiva de la evolución de la nota de la deuda de Portugal, que queda en «BB» para el largo plazo y sigue en la categoría especulativa.
Standard & Poor’s alega que los resultados económicos y presupuestarios de Portugal han superado sus expectativas y que el país ha cumplido con sus compromisos con la Unión Europea (UE) y con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sin embargo, en contra de todos los pronósticos, S&P no subió la nota de endeudamiento del país ni la ha acompañado de una perspectiva positiva, como sí hizo Fitch el 11 abril.
La nota de la deuda a corto plazo del país, que obtuvo hace tres años un plan de rescate financiero de la UE y el FMI que expira el 17 de mayo, queda fijada en «B».
S&P podría subir la nota de la deuda portuguesa si «el gobierno sigue aplicando reformas estructurales una vez que concluya el programa de la UE y del FMI» y si «se acelera el proceso de desendeudamiento ordenado del sector privado», explica la agencia en un comunicado.
«La recesión menos profunda de lo previsto en 2013 y las medidas de enderezamiento presupuestario del gobierno han contribuido a obtener un déficit público más reducido que el que esperábamos, a 4.9% del PIB«, destacó la agencia.
En cuanto a la recuperación económica, S&P estima que la economía portuguesa crecerá un promedio de 1.4% en 2014 y en 2015. Pero insiste en que la deuda neta, que este año rondará el 118% del Producto Interior Bruto, sigue siendo muy alta.
«A medio y largo plazo, consideramos que la baja tasa de empleo acompañada de un perfil demográfico desfavorable corre el riesgo de reducir el potencial de crecimiento de la economía», añadió Standard & Poor’s.
La agencia estima que «las vulnerabilidades de la economía persisten debido a la deuda externa de Portugal».
En el mercado secundario, en el que se intercambian los bonos ya emitidos, la tasa de interés de Portugal era este viernes por la mañana de 3,44%, su nivel más bajo desde enero de 2006.
Fuente: El Economista.