Más y más. Ese es el motor que guía todo lo que se hace en Arabia Saudí. Dubái ostentaba el récord de contar con la torre más alta del mundo, el Burj Khalifa, la ciudad saudí de Yida, la segunda más importante del país y situada cerca del mar Rojo, se ha propuesto pasar a la historia con un rascacielos 173 metros más alto que el anterior y alcanzar así una altura de un kilómetro, a pesar de que los planes originales pasaban por construir una torre de una milla de altura, unos 1.600 metros, y de que la altura exacta final se conocerá poco antes de su inauguración.
Por si fuera poco, el estudio Adrian Smith and Gordon Gill Architecture, el mismo que levantó el Burj Khalifa, es el encargado de esta hazaña de tratar de rozar el cielo.
La Kingdom Tower fue concebida alrededor de 2007 como la primera fase de un desarrollo urbano de 20.000 millones de dólares, la Kingdom City, que marca la puerta de entrada a la ciudad santa de La Meca. La inversión de la torre es de unos 1.200 millones de dólares, unos 300 millones menos de lo que costó el Burj Khalifa, y una cifra que la empresa encargada de llevarla a cabo, respaldada por el multimillonario príncipe saudí Alwaleed bin Talal, espera recuperar en tan sólo diez años. Como él mismo se ha encargado de subrayar, «llevamos a cabo este proyecto, porque el retorno de la inversión es excelente; somos hombres de negocios en el fondo. Sin embargo, un proyecto de este tipo en Arabia Saudí, en el centro comercial de la segunda ciudad más grande en el país, es sin duda un proyecto nacional. A nivel global, creemos que va a fomentar la presencia importante de Arabia Saudí en la arena internacional».
Como todo lo que rodea al proyecto, que empezó a construir el Grupo Saudi Binladin el pasado mes de abril y cuyas obras se prevé que finalicen en 2018, las cifras son estratosféricas. Unos 65 ascensores que irán a una velocidad casi supersónica de diez metros por segundo –también habrá un ascensor de doble piso que será el más rápido del mundo– así como doce escaleras mecánicas se emplearán para subir las 200 plantas con las que cuenta el edificio. Además, en su piso 157 contará con, como no podía ser de otra forma, otro récord: ahí estará situada la plataforma de observación más alta del mundo. Sólo se tardará un minuto y cuarenta segundos en llegar a la cima. La Kingdom Tower, que será de planta triangular para soportar mejor las fuerzas ejercidas por los vientos, ocupará un área de 530.000 m² y tendrá dentro un hotel Four Seasons con unas 200 habitaciones, área de apartamentos también de esta cadena hotelera, espacios de oficina, otros 530 apartamentos de lujo, además del ya citado observatorio.
Los cimientos serán de dos tipos: uno de pilotes de hormigón de 1,5 metros de ancho, forma circular, y de 45 metros de profundidad, y los otros pilotes de 2,8 metros de largo y 1,2 metros de ancho, forma rectangular, y de 85 a 120 metros de profundidad. Con ellos igualará a las Torres Petronas de Kuala Lumpur (Malasia).
Pero puede que el reinado de la Kingdom Tower se vea amenazado. Azerbayán ha anunciado que quiere construir una torre de 1.050 metros en la capital, Bakú, con 189 pisos y se espera que esté terminado en torno al año 2018 o 2019. Hasta ahora son sólo rumores. La guerra se libra en las alturas.
Cifras estratosféricas
– La torre tendrá una altura de mil metros, aunque el dato final se conocerá unos días antes de inaugurarse.
– 65 ascensores que irán a una velocidad de diez metros por segundo, así como doce escaleras mecánicas, se emplearán para subir las 200 plantas con las que cuenta el edificio.
– En su piso 157 contará con el observatorio más alto del mundo.
– Sólo se tardará un minuto y cuarenta segundos en llegar a la cima.
– Ocupará un área de 530.000 m² y tendrá dentro un hotel Four Seasons con unas 200 habitaciones, área de apartamentos también de esta cadena hotelera, espacios de oficina, otros 530 apartamentos de lujo, además del ya citado observatorio.
Fuente: Expansión