Foto: Rubén Ramírez Lezcano, economista y diplomático.
En esta primera etapa de la cuarentena inteligente, es necesario ampliar la inclusión de algunos sectores empresariales que puedan promover y preservar el empleo, y al mismo tiempo ayudar en la gestión sanitaria del país.
En ese sentido, al tomar las decisiones acertadas para reducir la tasa de contagios, es oportuno también abordar los efectos de la paralización de la actividad sobre el tejido productivo.
La pandemia del COVID-19 expone al mundo a una crisis súbita, sorpresiva y explosiva. Evidentemente muchos países no están preparados para enfrentarla en toda su magnitud. Y no solo se constituye en una amenaza para la salud humana, también es una amenaza profunda para la estabilidad económica, social y política global.
PLUS: ¿Qué opina acerca de la implementación y efectividad de la primera fase de la cuarentena inteligente?
Rubén Ramírez Lezcano: Estamos entrando en una semana decisiva del inicio de una etapa de flexibilización de las medidas de distanciamiento social propuesto por el gobierno paraguayo. Las primeras pautas publicadas por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) proponen un período de sesenta días en la aplicación de la cuarentena inteligente.
Sabemos que la rapidez de la salida dependerá de cómo se desarrolle el virus, de la respuesta del sistema sanitario, de la conducta de todos y cada uno de los ciudadanos en seguir guardando el distanciamiento social, cumpliendo con las normas establecidas y al menos, hasta que esté disponible una vacuna o medicamento efectivo. Cualquier negocio o evento que involucre reuniones de un gran número de personas en espacios cerrados será el más afectado.
Eso no significa que se haya acabado el mundo como lo conocemos. Se trata más bien de encontrar nuevas formas -posiblemente temporales- de trabajar. La buena noticia es que se empiezan a definir los mecanismos que eviten un shock asimétrico entre salud y actividad económica. Al tomar las decisiones acertadas para reducir la tasa de contagios, es oportuno también abordar los efectos de la paralización de la actividad sobre el tejido productivo, industrial, comercial y de servicios, que podrían profundizar la acentuada caída de la economía y retrasar su recuperación una vez superada la emergencia sanitaria.
Considero que es necesario ampliar la inclusión de algunos sectores de la economía que puedan promover y preservar el empleo y al mismo tiempo ayudar en la gestión sanitaria del país. En este contexto, un sector muy importante, que se está obviando en el inicio del plan, es la habilitación de los centros comerciales, shoppings, galerías y hoteles que constituyen un vehículo muy significativo de la dinámica de la sociedad, de la economía, el empleo y la cadena de suministro de productos y servicios; y que al mismo tiempo tiene las mejores condiciones y la capacidad de aplicar de la manera más controlada y estricta los protocolos y procedimientos establecidos por las autoridades sanitarias.
Al mismo tiempo, hay actividades profesionales como las especialidades médicas y odontológicas excluidas en esta etapa, que tienen la experiencia histórica de tratar en espacios de inmunidad sanitaria, porque están formados y aplican protocolos muy estrictos, a la luz de varios desafíos de otras enfermedades contagiosas preexistentes al COVID-19. Estos sectores mencionados, podrían contribuir además en la generación de información relevante sobre la evolución de la pandemia en nuestras ciudades. Por ejemplo, al tomar las muestras de temperaturas, síntomas o test del virus en las personas que ingresen, ayudando a la gestión sanitaria al tiempo de preservar el empleo, la actividad económica y la cadena de suministro de una gran variedad de productos y servicios en beneficio de toda la ciudadanía.
PLUS: ¿Cuál es el efecto inmediato de la crisis?
Rubén Ramírez Lezcano: Hay una clara evidencia de los efectos de estas necesarias medidas sanitarias sobre la sostenibilidad del empleo; la desaceleración de la demanda agregada, la drástica caída del consumo, la caída de la recaudación fiscal, el riesgo de interrupción de la cadena de pagos y flujos de caja, el riesgo de liquidez en el mercado financiero, la problemática de la logística del transporte de carga, pasajeros y la distribución, aún en los sectores exentos de las medidas, cuya provisión de bienes y servicios son claves para el funcionamiento del país.
De acuerdo con las proyecciones del BCP, el sector agropecuario será el motor de la economía este año, ya que prevé́ una tasa de crecimiento en torno al 6,4%, debido principalmente por los resultados positivos de la campaña agrícola 2019/2020. Asimismo, se prevé́ una expansión de la ganadería en torno al 1,5%, pero este producto enfrenta un delicado escenario debido a la dramática disminución de faenamiento de ganado bovino. Es también un desafío para el sector primario encontrar soluciones de mercado y respuestas financieras, en el más breve plazo.
En cuanto al sector industrial, construcción y energía, muchas empresas no alimenticias de la industria manufacturera se vieron obligadas a cerrar en cumplimiento de la cuarentena, produciéndose así́ una paralización en sus actividades. Se pronostica una caída cercana al 1% del sector para el año. Son afectadas principalmente las industrias de la construcción, textiles y maquiladoras. Así, los sectores que sufrirían caídas en su ámbito son los manufactureros, construcción, electricidad y agua. Este último, conformado por las binacionales, que está recibiendo duros efectos por la sequía en su principal cause hídrica, el río Paraná́ y, consecuentemente, una severa disminución en la producción de energía eléctrica.
El sector servicios sufre con mayor intensidad los efectos, particularmente la hotelería y restaurantes; el comercio, servicios a las empresas, servicios a los hogares entre otros exhibirán importantes mermas en su desempeño, a excepción de los servicios gubernamentales y las telecomunicaciones que mostraran rendimientos positivos. En su conjunto, servicios tendrá́ una contracción de -5,2% en el presente periodo.
PLUS: ¿Cuáles son las pérdidas más significativas que se pueden pronosticar para el país?
Rubén Ramírez Lezcano: Debido al aislamiento de empresas y personas impuestas como medidas sanitarias, afectan las decisiones de consumo e inversión y su recuperación está sujeta a las expectativas de los agentes, que a su vez dependen del éxito de la flexibilización de las medidas o cuarentena inteligente, anunciadas recientemente. Se estima que el consumo de hogares disminuirá́ a una tasa del -6,6% del PIB. La formación bruta de capital fijo señala una tasa negativa del -3,5%, alineado con una disminución de las importaciones de capital, que reflejan en cierta medida la postergación o suspensión de inversiones por parte de empresarios, producto de un elevado clima de incertidumbre.
Las exportaciones se contraerán en torno al -1,5%, si bien se espera que la exportación de nuestros principales productos (soja, carne y energía) no se vean muy afectados por la pandemia en la producción. Se estima una reducción en el comercio de frontera, influenciado por las medidas de cierre adoptadas recientemente. También incidirá́ de manera negativa, la revisión a la baja del crecimiento económico de Brasil, Argentina y los mercados de destino tradicionales de nuestras exportaciones.
Por otra parte, los impuestos registrarán una variación negativa del -5%, debido fundamentalmente a las fuertes caídas que experimentaran las recaudaciones por parte del fisco, justificado a través de la fuerte disminución de las importaciones, pero también debido a cierres de numerosas firmas del sector formal, al no poder hacer frente a la crisis sanitaria.
Igualmente, la ministra de Trabajo, Carla Basigalupo, explicó que ya han migrado al Instituto de Previsión Social (IPS) los datos de 88 mil trabajadores formales suspendidos con compensación en sus contratos de trabajo, que recibirán subsidio por parte del ente. En total son 7.000 las empresas que comunicaron la suspensión de contratos de trabajo, de las cuales el 79% son mipymes, entre ellos, restaurantes, empresas dedicadas al rubro del entretenimiento, hoteles, turismo, pequeños comercios, talleres, universidades, empleo doméstico, iglesias, fundaciones y sanatorios privados.
PLUS: ¿Cómo se encuentra el escenario económico en Paraguay y la coyuntura regional?
Rubén Ramírez Lezcano: La pandemia del COVID-19 está impactando significativamente a la baja en el crecimiento económico global. En Paraguay, el gobierno adoptó tempranamente drásticas medidas sanitarias a fin de demorar la propagación del virus, proteger vidas y permitir que el sistema sanitario pueda enfrentar la situación. Estas necesarias medidas de distanciamiento social tienen un importante impacto sobre la actividad económica y están provocando un inusitado choque de oferta y demanda.
Las volatilidades cambiarias regionales, el debilitamiento económico de nuestros socios comerciales, y los altos costos de financiamiento; han determinado una revisión a la baja en el crecimiento de Paraguay, estimándose una caída del PIB en torno al -2,5% en el 2020. De acuerdo con las cifras publicadas por el BCP, la proyección está condicionada a un escenario de gran incertidumbre, volatilidad e inestabilidad con respecto a la extensión del tiempo de las medidas de contención.
En el entorno internacional, debido a que las estimaciones de crecimiento para este año han sido corregidas a la baja, se espera una recesión a nivel global. Al igual que el resto del mundo, la economía latinoamericana sufrirá una caída histórica en su actividad durante 2020. Según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el promedio de crecimiento negativo regional será de -5,3%, cifra que representará 30 millones más de pobres y 11,6 millones de desempleados. Esto es lo que más debe preocuparnos y ocuparnos.
La contracción económica de nuestros mayores socios comerciales latinoamericanos, la caída de los precios de materias primas y el freno de sectores como el turismo, comercio y servicios, desembocarán en la peor caída de la actividad económica. Para el caso de Argentina, se prevé un crecimiento de -6,5% y Brasil, con -5,2%. En el medio de la tabla de Cepal están Chile, Perú y Uruguay, con -4% y Bolivia, con -3%.
OPINIÓN
Esta crisis desnuda las vulnerabilidades del Estado, el mercado y la sociedad, motivo por el cual se torna fundamental que las medidas de corto y mediano plazo vayan de la mano con la reforma del Estado y que esta responda, sobre todo, a la racionalización y mejora de la gestión y del gasto público, en coincidencia con la sostenibilidad que debe contemplar dicha reforma.
La eficiencia es una manera de hacer más con menos. Requiere maximizar la gestión, como el volumen de servicios prestados; minimizar los insumos, como la cantidad de recursos, tiempo o capital requerido para producir esos servicios; y mantener o mejorar la calidad.
Paraguay gasta de manera ineficiente, entonces tenemos una ventana de oportunidad para iniciar una reforma del Estado, aunque un amplio sector político aún parece renuente a incorporarse a la corriente modernizadora.
Ningún país puede avanzar en el camino de la democracia, crecer competitivamente en el mundo y superar la pobreza sin una gestión eficaz de sus asuntos públicos. Es evidente que los problemas del país no podrán resolverse exclusivamente por mano del Estado; pero éste juega un papel fundamental en la sociedad moderna.
En particular, es necesario mejorar la capacidad de regulación y fiscalización del Estado; acrecentar las capacidades de gestión del sector público y aumentar la eficiencia de sus empresas. Asimismo, avanzar hacia el fortalecimiento de las relaciones entre el Estado y la sociedad civil. La conexión entre los servicios públicos y los usuarios representa de hecho la expresión de esas relaciones.
Para abordar con éxito los desafíos que tenemos por delante, necesitamos un Estado que represente a todos en función del bien común; que apoye efectivamente a la gente en la solución de sus problemas concretos; que proteja los derechos de los individuos y de las familias; que sea eficiente en sus acciones, evalúe constantemente sus resultados y a su personal; y asuma el compromiso de un servicio público de calidad, oportuno y eficiente.
RUBÉN RAMÍREZ LEZCANO
Economista y diplomático de carrera con el rango de Embajador, bajo licencia. Fue el primer paraguayo en presentar su candidatura a la presidencia ejecutiva del Banco de Desarrollo de América Latina, CAF (Corporación Andina de Fomento).
Actualmente actúa como consultor y asesor de varios bancos nacionales e internacionales, entre ellos como director titular del banco Interfisa, además de empresas de gran prestigio locales e internacionales y casas de bolsa.
Dentro de su trayectoria profesional ha desempeñado cargos como Ministro de Relaciones Exteriores de la República del Paraguay, siendo previamente Viceministro de Relaciones Económicas e Integración; Representante Permanente Alterno ante las Naciones Unidas con sede en Ginebra; Representante Permanente Alterno de su país ante la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), entre otros.
Durante su carrera diplomática se desempeñó en varios países como Argentina, Ecuador, Uruguay, Francia, EEUU y Suiza. Fue distinguido con las máximas condecoraciones de la Orden Nacional al Mérito, otorgadas por los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, China, Ecuador, España, EEUU, Francia, México, Orden Soberana de Malta, Perú, Rusia, Ucrania, Uruguay y el Vaticano – Santa Sede.
En 2006 fue elegido “Joven Líder Global” por el World Economic Forum, distinción que le fue entregada por la Reina Rania de Jordania en Ginebra – Suiza.