Por Augusto Fabrini, analista.
El 23 de abril de 2025, Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE. UU., realizó una declaración contundente en el Institute of International Finance (IIF), también publicada en su perfil de X (@SecScottBessent), la declaración puede consultarse a través del enlace https://x.com/SecScottBessent/status/1915072925478350885).
Criticó abiertamente el modelo económico chino, calificándolo de “insostenible” por su dependencia de las exportaciones manufactureras y su sobrecapacidad, mientras el gobierno controla el valor del yuan, manteniendo sus precios bajos en lo que sería una especie de “dumping” contra la industrialización del mundo. Bessent sugirió que China reoriente su economía hacia el consumo interno.
“China necesita cambiar, el país sabe que necesita cambiar. Todos saben que necesita cambiar, y queremos ayudarla a cambiar porque también necesitamos un reequilibrio”, afirmó.
Las palabras de Bessent pueden darnos una pista sobre la estrategia de EEUU: presionar a China para que abandone el modelo de libre mercado con fuerte intervención estatal y la devaluación del yuan, buscando así reindustrializar a EEUU, reducir los déficits externos y garantizar la credibilidad del dólar como moneda global, preservando el privilegio estadounidense de mantener el estatus de moneda de reserva mundial.
El contexto: Una economía global desequilibrada
La tensión entre EEUU y China no es nueva, pero en 2025 alcanzó otro nivel. Como discutí en mi artículo “Elon Musk: La motosierra de Trump acelera la crisis global”, las políticas agresivas de Trump, con el apoyo de figuras como Musk y Bessent, iniciaron una nueva guerra fría, la guerra comercial China vs. EEUU, con fuertes aranceles sobre productos chinos. China retalió con aranceles sobre productos estadounidenses.
En este contexto, el modelo económico chino es blanco de críticas y, aunque tiene elementos de libre mercado, como la competencia en sectores tecnológicos, está marcado por una fuerte intervención estatal, con el gobierno destinando recursos a sectores estratégicos y manteniendo el yuan devaluado, lo que abarata sus productos en el mercado global y otorga a China una ventaja competitiva que perjudica a las empresas que fabrican sus productos en EEUU.
Como discutí en mi artículo “La hora del reset: La fuerza del dólar es también su mayor fragilidad”, para EEUU, esta competencia representa un gran desafío. Como emisor de la moneda de reserva global —el dólar, que representa el 60% de las reservas globales—, EEUU enfrenta un dilema estructural. La devaluación del yuan desindustrializa a EEUU, agravando el déficit comercial estadounidense, que contribuye a una deuda pública que supera los US$ 36 billones (120% del PIB), con intereses que alcanzan los US$ 952 mil millones en 2025. La amenaza a la credibilidad y la estabilidad del dólar es real, especialmente con países como China y Rusia cuestionando la legitimidad del dólar como moneda global, acusándolo de ser inflado según los intereses de la Reserva Federal.
Impactos de las amenazas de Trump en la economía china
Las amenazas de Trump ya están causando graves daños en la economía china, incluso antes de la implementación completa de los aranceles. La incertidumbre generada por los aranceles propuestos provocó una caída drástica en los pedidos de exportación hacia EEUU. Esto golpeó duramente a las empresas exportadoras, especialmente en regiones como Guangdong, un polo manufacturero.
Datos recientes muestran que miles de pequeñas y medianas empresas chinas están cerrando sus puertas. Las empresas reportan una disminución del 80% en los pedidos en apenas tres días tras el anuncio de los aranceles. Estimaciones indican que, hasta 100 millones de chinos, principalmente de la clase media, podrían quedar desempleados o enfrentar inestabilidad económica si la guerra comercial se intensifica.
Además, los informes ya mostraban que el flujo de inversión extranjera directa en China cayó casi un 80% entre 2021 y 2023, y la actual guerra fría solo agrava la situación.
La economía china, que ya lidiaba con las consecuencias de las distorsiones económicas causadas por la intervención del gobierno, como la crisis inmobiliaria y un alto desempleo juvenil, enfrenta ahora un escenario aún más complicado.
Los precios al consumidor cayeron en marzo de 2025, incluso con los estímulos fiscales del gobierno chino, una señal de que los consumidores chinos están gastando menos y las empresas están reduciendo precios para competir. Esto coloca a China en una posición vulnerable, con el riesgo de una “implosión lenta” y una desindustrialización que podría acelerarse si los aranceles estadounidenses persisten.
Caída en el volumen de contenedores en los puertos de EEUU
Del otro lado del mundo, la guerra comercial también está impactando a los principales puertos de EEUU, con una caída significativa en el volumen de contenedores provenientes de China. En 2024, los puertos de Los Ángeles y Long Beach, que manejan cerca del 95% de las importaciones chinas por vía marítima, procesaron un total combinado de aproximadamente 17,3 millones de TEUs (unidades equivalentes a contenedores de 20 pies). En los primeros tres meses de 2025, ese volumen cayó a cerca de 3,8 millones de TEUs, una reducción del 20% en comparación con el mismo período de 2024.
Esta caída refleja la cancelación masiva de pedidos y el abandono de cargas chinas, con empresas estadounidenses buscando alternativas en otros países o simplemente deteniendo las importaciones debido a los costos de los aranceles.
La reestructuración de los servicios de transporte marítimo, sumada a la amenaza de tasas portuarias sobre barcos chinos, está generando una anticipación de demanda y causando congestiones temporales en los puertos más grandes, además de un aumento en las tarifas de flete, lo que podría durar meses.
Scott Bessent: El estratega detrás de la presión
Scott Bessent ha sido una figura central en la estrategia estadounidense contra China. En artículos anteriores, como “Scott Bessent: El extraño de Trump quiere el caos para salvar el mercado”, se le describe como un estratega brillante con algunos toques de excentricidad, con una larga carrera en el sector financiero. Graduado en Yale, Bessent fundó el Key Square Group y fue asesor económico de Trump en 2024, defendiendo políticas proteccionistas para reindustrializar a EEUU, él cree que la deuda estadounidense, que alcanzó los US$ 36 billones en 2025, es una “bomba de tiempo” que podría minar la confianza en el dólar si no se controla.
Bessent ha utilizado esta visión para respaldar las acciones de Trump, que busca llevar a China a la mesa de negociación. La forma de Trump de lograr esto han sido las amenazas arancelarias, que ya colocan a EE. UU. en una posición privilegiada incluso antes de que se implementen. Esto impone una presión sobre China respecto a las demandas estadounidenses por cambios estructurales en su economía, como la reducción de la sobrecapacidad exportadora, que perjudica a sectores globales como el del acero.
La presión sobre China busca no solo que el gobierno chino reoriente su economía hacia el consumo interno, sino también que abandone prácticas que debilitan la competitividad de EE. UU., como la intervención estatal excesiva y la devaluación artificial del yuan. Esta visión se alinea con el deseo de EE. UU. de reindustrializar el país y reducir los déficits externos, que impactan directamente en la credibilidad del dólar y amenazan su estatus actual.
¿Qué puede resultar de esta estrategia?
La presión de Bessent puede tener diferentes desenlaces. El escenario más optimista sería una renegociación comercial, con China aceptando reducir la intervención estatal y revalorizar el yuan a cambio de recortes en los aranceles estadounidenses, como sugieren algunos analistas.
Esto podría facilitar la reindustrialización de EEUU y reducir el déficit comercial, ayudando a preservar la estabilidad del dólar. Sin embargo, la resistencia china es un obstáculo; pedirle a China que cambie su modelo económico es como “pedirle a un lobo que se vuelva vegetariano”.
Si China mantiene su modelo, la guerra comercial podría escalar, con impactos en toda la economía global, como inflación elevada y rupturas en las cadenas de suministro, comerciales y productivas del mundo.
Otro escenario posible es el aumento en la búsqueda de alternativas al dólar. Como discutí en mis artículos “Bitcoin: ¿El oro del futuro o burbuja del pasado?” y “Bitcoin y el futuro de las reservas globales: ¿Está realmente amenazado el dólar?”, el oro y el Bitcoin han ganado fuerza como refugios seguros, y la valorización de ambos puede indicar que los inversores están buscando proteger su capital contra la inestabilidad comercial, política del mundo y del dólar. Bessent, con su experiencia en mercados globales, podría intentar atraer capital extranjero para sostener el dólar, pero la presión sobre la moneda estadounidense continuará.
Implicaciones para el Paraguay
Los impactos de esta dinámica son directos para el Paraguay. Como discutí en “Teoría del milkshake de dólar»: La batalla del Banco Central para proteger el guaraní, las políticas arancelarias de EEUU, intensificadas bajo Trump, ya presionaron al guaraní. Una escalada en esta guerra comercial podría agravar esa presión, generando inflación global e impactando la economía paraguaya.
En este contexto, el Paraguay podría diversificar sus reservas y buscar alternativas para proteger su moneda y economía, aumentando la robustez de sus reservas. Una posibilidad sería posicionarse como pionero en la adopción de Bitcoin como parte de sus reservas internacionales. Esta medida no solo reduciría la influencia de potencias extranjeras sobre esas reservas, sino que también enviaría un mensaje claro a los inversores del mercado cripto, reforzando el compromiso del Paraguay con una mayor seguridad jurídica y el desarrollo de infraestructura para este sector. Tales acciones pueden fortalecer los fundamentos económicos del país y garantizar su sostenibilidad en medio de un escenario global incierto.
Conclusión
El discurso de Scott Bessent puede revelar las estrategias de EEUU para presionar a China a abandonar su modelo económico. El objetivo es reindustrializar a EEUU, reducir los déficits externos y preservar el dólar como moneda de referencia global.
Sin embargo, la resistencia de China podría intensificar la guerra comercial o acelerar la búsqueda de alternativas al dólar, como el oro y el bitcoin.
Para mercados emergentes como el Paraguay, la diversificación y una visión estratégica serán esenciales para consolidar una posición destacada en este escenario.
